Para nadie es un secreto que Donald Trump disfruta comportarse como un bravucón
Frank Bruni
Para nadie es un secreto que Donald Trump disfruta comportarse como un bravucón. Sin embargo, para admirar el despliegue de su talento al máximo, hay que ver cómo se hace la víctima. Es víctima de Adam Schiff. Es víctima de Nancy Pelosi.
También es víctima de todos los demócratas (en serio) y de sus propios secuaces despreciables (Michael Cohen, Lev Parnas), además del “Estado profundo”, los “medios de noticias falsas” y toda la élite, sea lo que sea que eso signifique.
Es una víctima, y son tantas las fuerzas que lo atacan, que ni siquiera la palabra ‘mártir’ alcanza a hacerle justicia a sus desventuras, pues solo podrían equipararse al cúmulo de las desgracias del profeta Job en el Antiguo Testamento, las calamidades vividas por Mel Gibson en la película ‘Braveheart’ y los infortunios del protagonista del libro ‘Invencible’.
Ningún presidente en la historia ha recibido peor trato que él. No escribo esta frase por sarcasmo sino, más bien, como alguien que toma dictado, porque él mismo lo ha dicho, y no una, sino mil veces.
Su defensa contra los cargos del juicio político gira en torno a su complejo de víctima, una pieza central en los documentos legales presentados por sus abogados el 20 de enero en preparación para su juicio ante el Senado. Los abogados hacen referencia a un proceso “amañado” contra Trump.
Pintan a los acusadores demócratas como gente inestable dedicada a atormentarlo, demasiado enfrascada en el objetivo de destruirlo para ver que la conducta del presidente en realidad no puede dar pie a un proceso de destitución.
El documento de 171 páginas está tan empapado de autoconmiseración trumpiana que escurre. Está tan hinchado de exageraciones trumpianas que, si caminara, apenas podría moverse.
En solo una de las páginas, sus abogados relatan la forma en que los demócratas se valieron de “hipocresías vergonzosas” para “fraguar un procedimiento insólito” y celebrar esas execrables “audiencias secretas en un refugio subterráneo”.