Donald Trump ahora le llama al COVID-19 “el virus chino”. Por supuesto: el racismo y culpar a otros por sus propios fracasos son las características que definen su presidencia
Paul Krugman
Pero si vamos a ponerle un apodo, es mejor referirse a este virus como la pandemia de Trump. Es cierto. El virus no se originó en Estados Unidos, pero la respuesta de Estados Unidos a la amenaza ha sido catastróficamente lenta e inadecuada, y la bolita se detiene con Trump, quien minimizó la amenaza y desalentó la acción hasta hace unos cuantos días.
Comparemos, por ejemplo, el manejo del coronavirus en Estados Unidos con el de Corea del Sur. Ambos países reportaron su primer caso el 20 de enero, pero Corea del Sur de inmediato implementó las pruebas generalizadas; ha usado los datos de las pruebas para orientar la distancia social y otras medidas de contención y la enfermedad parece estar en decadencia en ese país.
En cambio, en Estados Unidos, las pruebas apenas comenzaron; solo se ha efectuado la prueba a 60 mil personas, en comparación con las 290 mil de Corea del Sur, aunque tenemos seis veces más su población y la cantidad de casos aquí parece estarse disparando.
Los detalles de nuestro fracaso son complejos, pero todos se derivan en última instancia de la minimización de la amenaza por parte de Trump: apenas la semana pasada, afirmaba que la COVID-19 no era peor que la influenza (aunque es cierto, ahora afirma haber sabido todo el tiempo que se avecinaba una pandemia).
¿Por qué Trump y su equipo niegan y retrasan? Toda la evidencia sugiere que no quiere hacer o decir nada que pueda hacer que disminuya el precio de las acciones, cosa que parece considerar la medida clave de su éxito. Tal vez por eso, ya desde el 25 de febrero Larry Kudlow, el economista jefe del Gobierno, declaró que Estados Unidos había “contenido” el coronavirus, y que la economía estaba “aguantando bien”. Bueno, esa fue una mala apuesta. Desde entonces, la bolsa de valores más o menos se ha olvidado de todas sus ganancias obtenidas durante la presidencia de Trump.
Más importante, la economía está claramente en caída libre.