Pedro L. Jáuregui Ávila/Columnista
Los colombianos, no todos, poco leen prensa u otras clases de medios impresos, no escuchan radio o no ven televisión u otros medios audiovisuales si no que viven concentrados en sus odios para sacar lo peor de sí y dañar a los que no piensan igual y de paso sacar un beneficio económico.
Ahora viven interesados en ver la letrina de las redes sociales para arremeter contra sus potenciales enemigos y por eso se han retrasado mentalmente en algunos espacios, alimentados por sus malos orientadores, al punto que son ellos los que les deciden que comer, vestir o a quién deben asesinar, algo que parece increíble pero que es tan cierto como que el 16 de septiembre de 1810, se dio el grito de Dolores con el que se dio inicio a la guerra de Independencia de México.
Ese día, el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, en compañía de Ignacio Allende y Juan Aldama, arengó a sus feligreses para que se levantaran en armas contra España, para lo que tocó una de las campanas de la Parroquia del Pueblo de Dolores, hoy Dolores Hidalgo, Guanajuato, que inmortalizó el compositor y cantante José Alfredo Jiménez.
Mientras el maquiavélico presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, habla de la posibilidad de un acuerdo de paz entre judíos y palestinos, algo que hace unos pocos días parecía increíble por tantos factores en Colombia se actúa para ¿cómo liquidar al vecino?, cómo si 60 años de conflicto interno hubiese sido poco.
Y mientras esto ocurre se habla de hacer maniobras conjuntas de la aviación de los Estados Unidos y de Colombia en las vecindades de Venezuela para alborotar la verborrea del presidente Nicolás Maduro y motivar otro conflicto.
Entre la derecha y la izquierda extrema quieren acabar con el país, con la excusa que lo quieren salvar porque todos quieren pescar en río revuelto. El orden no importa se mata a líderes sociales, policías, guerrilleros, a la juventud que solo sabe jugar fútbol o elevar cometas. Se destruyen CAI, se matan a profesionales por el prurito de hacerlo y queda la pregunta abierta ¿para qué?