Algunas personas expresan preocupación sobre la nueva política salarial del gobierno de México al afirmar que esta generará una especie de efecto faro regresivo.
Andrés Peñaloza Méndez
Es decir, que las alzas a los mínimos provocarán que el empleo en los rangos de remuneraciones elevadas desaparezca o se reduzca provocando una cascada que amplíe la base salarial en perjuicio de los salarios intermedios.
En 2014 56.8% de la fuerza de trabajo formal recibía entre 1 y hasta 3 salarios mínimos (base piramidal), porcentaje que se mantuvo con ligeros cambios en los siguientes dos años. En 2017 el porcentaje sube 58.7% y en 2019 pasa 63.6%. México
Lo que ocurre en la cúspide de la pirámide salarial se explica fundamentalmente por la lógica de mercado (tema que abordaremos en otra colaboración), lo que sucede en la base piramidal es asunto de defensa y promoción de derechos humanos. Esta distinción es clave para no contaminar la discusión sobre política salarial ni mucho menos para oponerse a la necesaria recuperación del poder adquisitivo.
Pero ahora veamos lo acontecido de enero a agosto de este año.
Al consultar los datos correspondientes al mes de agosto de los trabajadores afiliados al IMSS, clasificados por rango salarial, que van de “hasta 1” y “hasta 18” veces el salario mínimo (sm), se observan los siguientes hechos:
- Prácticamente la mitad, 49.5%, de los empleos se ubican “hasta 1 y 2 sm”; 1.3 puntos menos que en enero. Aquí es donde se cebó la cesantía: 79.1% del total, es decir 698,714 plazas perdidas. Situación empero, que desde junio empieza a revertirse con la recuperación de 201,495 plazas; casi una tercera parte de lo perdido.
- Si integramos a los que ganan “más de 2 y hasta 3 sm”, entonces añádase 101,919 mil empleos menos. Es decir, prácticamente la totalidad del desempleo se registró en la base salarial, 90.7%.
- En los tres tramos que van de “más de 2 y hasta 5 sm” la caída del empleo hila cinco meses, aunque es probable que en septiembre se toque fondo.
- Entre “1 y hasta 3 sm” está el 67.5% de la fuerza de trabajo formal que gana en términos reales una cantidad dentro del umbral mínimo de 1976. Ello explica, entre otras cosas, el que como país sigamos a la zaga salarial no sólo en el ámbito de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), o en el plano latinoamericano sino a escala mundial.
- El otro segmento, donde se concentra una quinta parte de la fuerza de trabajo, mayormente afectado por el desempleo fue el ubicado entre “más de 3 y hasta 6 sm” con – 64,503.
- Desde julio el empleo situado en el rango que va de “más 6 hasta 8 sm”, que abarca el 4.8% de afiliados, repunta revirtiendo lo perdido durante la semiparalización de actividades. Su actual saldo es positivo: 27,236.
- Otros rangos, representativos del 1.4% de los trabajadores, con saldos positivos son los situados en los tramos que van de más de 12 y hasta 15 sm: 1,343.
- En la cúspide salarial (más de 15 y hasta 18 sm), donde se encuentra el 2.5% de los registros laborales, el empleo decreció: -14,714.
- En los segmentos previos (más de 8 y hasta 12 sm), donde se ubica el 4% de la plantilla laboral, el empleo mermó en -31,518.
En conclusión, si se quiere una nueva normalidad económica necesariamente deberá apoyarse en un crecimiento con bienestar, lo que significa mantener la ruta de la recuperación salarial, una suerte de vacuna antipandémica. Si nuestra realidad actual es ser un país de salarios mínimos, que al menos éstos estén en una línea digna.
Cabe recordar que la merma en los ingresos laborales está entre las causas de la lacerante exclusión social que nos coloca en el plano internacional a la cola de las naciones en términos salariales; así como, de distribución de la riqueza y del ingreso. Estoy convencido que el mantenimiento de salarios miserables por abajo del mandato constitucional es una de las expresiones de corrupción tanto pública como privada cuya solución no admite demora por el bien de la economía nacional y del bienestar familiar.