Cinco días duró la presidencia de Manuel Merino, el legislador peruano que promovió lo que se ha llamado el “golpe de estado parlamentario” que destituyó, o como dicen los peruanos “vacó” (de vacancia) a Martín Vizcarra.
Efrén García García / Internacionalista
Cinco días, dos jóvenes muertos y más de cien heridos después, Merino renunció al cargo de Presidente del país. Es claro que perdió el control y la gobernabilidad ¿o alguna vez los tuvo? Si Merino no ordenó la represión que llevó a la muerte a los dos jóvenes ¿19quién lo hizo?
En consecuencia, Francisco Sagasti, líder del Partido Morado, fue elegido como nuevo Presidente de Perú. “Don Quijote”, le han llamado, por su aspecto y porque tendrá que luchar contra molinos de viento para restaurar la concordia en un país que ha perdido la claridad entre los poderes de la unión y a río revuelto… ganancia de intereses.
Sagasti nació en Lima hace 76 años. Ingeniero industrial y doctorado en la Universidad de Pensilvania, es un intelectual centrista que llega a la presidencia por su perfil conciliador. Ha destacado como consultor internacional en el desarrollo de la ciencia y tecnología. Fue funcionario del Banco Mundial, en la ONU y otras organizaciones.
El populismo, los intereses de la ultraderecha, las revueltas de jóvenes, las fuerzas armadas, el destino de las reservas de litio de Puno –que podrían ser las más grandes del mundo– y la organización de las elecciones para abril son algunas piezas del rompecabezas que este Quijote limeño tiene delante de sí, para pacificar, pero sobre todo gobernar a uno de los miembros de la Alianza del Pacífico formada además por México, Chile y Colombia.