No vamos a tener mucho tiempo para descansar de la política
Roberto Mendoza
Quedó claro que los mexicanos ya no permitimos ninguna imposición, en materia política alzamos la voz y fue contundente. No tenemos miedo de salir a votar, aunque sí hay cacicazgos locales que impidieron que algunos voten; fueron siempre los menos. Estas elecciones demostraron que estamos muy polarizados, que en el país conviven, al menos en materia política, dos Méxicos. Unos ven un mejor país luego de tres años del presidente Obrador y otros vemos un país en el que se han tomado diversas decisiones equivocadas.
Muy, muy pronto, en dos meses, el próximo 1 de agosto, tendremos otro proceso electoral. Se decidirá entre ‘Sí’ o ‘No’ para una pregunta muy extraña que dice: “¿Estás de acuerdo o no que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”. La pregunta está encaminada a tratar de que en la mente de los mexicanos estén los expresidentes de los últimos 35 años y se les juzgue; es una pregunta retórica, un gasto inútil y un esfuerzo que seguramente será prácticamente ignorado.
Además, el 21 de marzo del 2022, es decir, en solo siete meses, regresamos a las urnas para saber si queremos que siga el presidente López Obrador su mandato, habrá que ver cómo estará la participación, porque este plebiscito lo va a organizar el INE y, si hay poca participación, creo que, aunque el presidente se refrende al frente del Ejecutivo, no reafirmará su legitimidad.
Obviamente, una vez que el presidente siga en su mandato estaremos, sin la menor duda, metidos en otro proceso que ya se ha iniciado por la presidencia de la República. Hoy hay posibles candidatos, en Morena al menos tres, en el PRI uno y seguramente para el 22 de marzo de 2022 habrá más nombres y destapes.
No vamos a tener mucho tiempo para descansar de la política. Por supuesto, seguirán las discusiones en nuestra mesa, en el café, en las oficinas y en las universidades, porque cada quien tendrá un personaje favorito. ¿No será que estos procesos nos pondrán en un escenario de hartazgo luego de tanta presión por decidir?
En medio de esta tormenta electoral, tendremos un reto muy importante: primero, superar la pandemia de la COVID-19; es decir, tendrá que cambiar la tendencia, así lo espero, y habrá ya muy pocos muertos por esta enfermedad, porque no vamos a erradicarla, solo a tratar de controlarla lo mejor posible. También tendremos que volver a una nueva realidad en nuestras oficinas, nuestros comercios y nuestros trabajos en general; habremos de hallar una nueva forma de saludarnos, de relacionarnos y de trabajar. Muchos quizá puedan seguir trabajando desde su casa, ya sea porque en su empresa se decida que es mejor dejar de rentar unas oficinas y que es más fácil trabajar desde casa… o porque es más eficiente.
Los niños deberán también vivir una nueva realidad en sus centros escolares, nuestra diversión, al menos en los próximos años, no volverá a ser la misma, la vida pues representará un reto inédito. ¿Será que, en medio de todo este reto, podremos dejar de lado la polarización, no caer en la trampa de declararnos en un bando u otro y mejor trabajar por nosotros, dejando la política que divide a un lado y unirnos por lo más urgente?