Enrique Mireles
De Chile: El manejo de las finanzas públicas es un arma de doble filo, así como cuando se hace bien, da frutos; cuando se hace mal, provoca pérdidas millonarias y, en casos como México, pérdidas humanas. Esa es la razón por la que, por jugarle a ahorrarse unos pesos, hemos sufrido en carne propia la falta de medicamentos, la reducción de presupuestos a instituciones que brindaban protección a víctimas, a mujeres, y hasta el retraso de la vacunación contra COVID-19. La deuda no es mala; lo malo es cuando supuestamente se rehúsan a adquirirla por fines de supuesta austeridad, pero al final sí lo hacen bajo la mesa y, desgraciadamente, para gastarlo en refinerías, trenes mayas y demás politiquería, fieles al estilo de Morena.
Por eso, en medio de tormentas presupuestales como las que vive hoy el país, hablar de un manejo responsable del dinero público es cosa rara. No debería, pero así lo es, y por eso el caso queretano es nota nacional. Esta semana, el estado se convirtió en uno de los dos estados que pueden presumir no tener deuda pública y el primero en liquidar un adeudo histórico de más de mil 144 millones de pesos. Lo hace después de una pandemia y con fuertes inversiones en infraestructura y apoyos al sector económico, aunque algunos no quieran verlo, acciones como esta explican por qué, en las pasadas elecciones, Morena no pudo ni meter las manos en aquel estado, barrida que le metieron, y sí, mucho tiene que ver que, en la casona de La Corregidora, irónicamente se cambiaron los taconazos por decisiones con finos trazos, y les guste o no les guste, mientras en el Palacio Nacional las deben todas, por acá ya no se debe nada.
De Mole: Lo que faltaba, que López-Gatell saliera a acusar a familias de niñas y niños con cáncer de golpistas. La cereza que le faltaba al pastel del cinismo que se preparaba diariamente en cadena nacional y que era servido como plato principal en la mesa de las distracciones, ahí junto a las consultas inconstitucionales en chile rojo, ahí junto al avión presidencial en salsa verde.
Al doctor matraca se le olvidó que las niñas y los niños con cáncer llevan 970 días sin medicamentos ni acceso a sus tratamientos, y sí, ha sido por culpa de la falta de experiencia y empatía del actual Gobierno, que, lejos de buscar ayuda, optó por cantarle la guerra a todo aquel que se atreviera a criticarlos, así fueran niños que piden ayudar para sobrevivir.
El cáncer infantil es la causa número uno de muerte en niños menores de 14 años. Se calcula que diariamente se diagnostican 13 nuevos casos de esta terrible enfermedad sumando más de 5 mil casos anuales, cuyos tratamientos hubieran podido ser cubiertos en su totalidad si no se hubieran gastado más de mil millones de pesos en estadios de beisbol.
No se deje engañar, la escasez de medicamentos no es un problema mundial. Es un problema en el que el Gobierno de México se metió solito por seguirle el cuento al presidente. Tan solo en los últimos meses, las denuncias por falta de los mismos han incrementado en más de 118 por ciento y parece que seguirán; que bajo es defender lo indefendible diciéndole golpista a un niño que lucha por su vida. No hay para quimioterapias, pero sí para consultas y rifas de palcos en el Azteca. Eso sí es golpismo, pero contra la vida.
De Pozole: Se cumplen tres años del arrasador triunfo de Andrés Manuel en las elecciones del 2018. A punta de promesas imposibles de cumplir, él llegó a sentarse en la silla que había anhelado al menos, durante los últimos 18 años, al estilo aspiracionista que tanto le molesta ahora.
La tercera fue su vencida, aunque después de ganar pareciera que no supo qué hacer. El eterno candidato presidencial parece que no ha podido dejar de serlo, tal vez porque no sabe comportarse de otra manera, tal vez porque una cosa es ser payaso y otra muy diferente es ser el dueño del circo, y vaya que lo de payaso le sale y requetebién.
Podríamos hablar de todo lo que ha quedado a deber el autonombrado salvador del país; sin embargo, letras nos faltarían para poder enumerar las mentiras y malas decisiones que han sido la bandera del Gobierno que, en la falsa búsqueda de austeridad, abandonó Los Pinos para refugiarse en un Palacio, así de ridículo como se lee, así de incongruente han sido estos tres años donde la ineptitud, los escándalos y la soberbia han sobrado al mismo grado que ha faltado la empatía, los resultados, la humildad tal y como pareciera que ha faltado el oxígeno en los pasillos del Palacio Nacional.