Francisco Pájaro Anaya
Cuando estaba escribiendo en mi despacho la presente colaboración venía a mi mente muchas cosas de un lugar donde había pasado a desayunar temprano el día de hoy, este lugar se ubica en lo que fueron las antiguas instalaciones del Colegio Guadalupano aquí en San Juan del Río, uno de los colegios con más prestigio en la primera mitad del siglo XX, ya que solo recibían niñas para impartir la educación primaria que se daba ahí por parte de las religiosas Hijas de María Inmaculada de Guadalupe, quienes atendieron este colegio hasta que abandonaron la ciudad a fines de los años cincuenta del siglo pasado, pasaron esta institución a formar una nueva escuela bajo la conducción de las religiosas Misioneras Marianas, quienes con un excelente nivel educativo conservan al día de hoy esta institución escolar. Y recordaba también que ahí se instaló en años recientes la Universidad Mesoamericana, que ya tiene algunos años en la ciudad y que sin duda es un centro educativo muy importante para los sanjuanenses.
Con estos recuerdos venía a mi mente la frase de “te acuerdas de…” y es que la ciudad que muchos conocimos ha tenido un cambio vertiginoso en los últimos años y por consiguiente pues mucho de lo que vemos en la actualidad es distinto a lo que conocíamos o que vivíamos. De hecho, todos los de mi generación vivíamos en un San Juan del Río, tranquilo, donde muchos nos conocíamos, andábamos en las calles solos, en bicicleta y sin que hubiera algún peligro o si lo había pasaba desapercibido.
Era común caminar en la Avenida Juárez y ver los negocios que existían, como el restaurante “Jacaranda”, el “Michelangelo” que se había instalado en donde hoy es el Centro Histórico y Cultural o el restaurante “Los Corceles” junto con la extinta “Bilbaína”, o que decir de las tortas y taco de “Los Cocoteros”, al lado del portal del Diezmo en donde todavía yo conocí algunas vulcanizadoras y una parte convertida en un privado de un restaurante.
También sobre la Avenida Juárez en la esquina de Hidalgo se encontraba el Banco Nacional de México y en la contra esquina el “Comermex”, más adelante el “Súper Layber” y en la acera de enfrente las artesanías de todo tipo, destacando las artesanías que vendía la familia Figueroa.
Por cierto, en la esquina de la Avenida Juárez y 16 de septiembre se ubicaba la “Farmacia Regina”, una de las más antiguas de la ciudad con don Lupe Callejas y su hermano Don Ernesto Callejas y en frente a ellos por mucho tiempo estuvo el Banco del Atlántico, que luego fue banco Santander y luego un restaurante de hamburguesas. Aunque mucho tiempo ahí estuvo la tienda de la “Antigua Diana”. Y como no recordar en frente de estos lugares el Banco “Bancomer” y los helados danesa 33 en su transporte de color amarillo y azul. Y bueno si así siguiéramos calle por calle de la ciudad, tendríamos material para escribir muchas de nuestras colaboraciones al igual como ha sucedido en otras ciudades como Santiago de Querétaro, por lo pronto solo me queda decir: “Te acuerdas de…”
MT