La historia no trató muy bien a Chamberlain y le dio el honor a Churchill quien, ubicado en la dura realidad, encabezó la defensa de su país
Los Blanchet
La historia no tiene desperdicio, aún cuando existan diferentes versiones de ella y cada quien cuente su propia “veldá”, vencedores y vencidos. En septiembre de 1938, el primer ministro de la Gran Bretaña, Neville Chamberlain, regresaba a Londres con un acuerdo de paz en la mano firmado con Adolf Hitler, el cual ondeaba orgulloso en un acto público de recepción y de celebración por la negociación que mantendría a Inglaterra fuera de la guerra y contendría los ánimos de la bestia alemana por agredirles. Y es que ningún país europeo, ni siquiera Rusia, contaba en ese entonces con una fuerza militar capaz de hacerle frente y, por lo mismo, iban cayendo como fichas de dominó.
Tim Bouverie, en su libro ‘Apaciguar a Hitler’, repasa ese particular capítulo de la historia en el que Chamberlain, en esa situación y con las heridas aún abiertas de la Primera Guerra Mundial, intenta evitar, a toda costa y a través de la diplomacia, la confrontación militar y, en su lugar, tratar de quedar bien y apaciguar al insaciable invasor. Como siempre, hubieron grupos y personajes a favor de la no confrontación y, por supuesto, otros que aseguraban que esa paz sería breve y que la guerra llegaría de cualquier manera, con el costo agregado de la humillación. Una de esas voces era Winston Churchill quien, en su turno al frente de Inglaterra, y después de un corto período de duda y consultas con su gente, decide enfrentar lo inevitable contando con una capacidad militar inferior a la del enemigo, pero con la consigna de preferir morir a ser ocupados y controlados por los odiados teutones, como ya le sucedía a los franceses.
A la postre, solamente la cooperación multinacional fue capaz de doblegar a la amenaza de un psicópata megalómano más, de esos que el mundo produce de tiempo en tiempo hasta en los países más atrasados, remedos a medio hacer de los grandes.
La artera invasión a Ucrania por otro de estos enfermos es el nuevo capítulo de la interminable saga. Y uno esperaría un tono diferente o algo novedoso en el discurso del invasor. Pero no, escuchamos la misma alegata burda, engañosa y predecible: “entramos a liberar esos territorios de las fuerzas del mal” y “no atacaremos a la población civil”. La única diferencia es que, en la actualidad, el arsenal militar con el que cuentan estas potencias tiene ya capacidades destructivas a nivel planetario. Y por más que se haga el esfuerzo de comprender las razones del gobierno ruso, la conclusión es la misma: son las tradicionales ínfulas anexionistas de todo país poderoso y abusivo tras las zonas con riqueza natural y/o posiciones estratégicas en el mapa, a “proteger” de los bloques multinacionales enemigos, como la OTAN, en su propio anexionismo (ni a cual irle).
La condena mundial no se hizo esperar, aunque por sí sola no contendrá el avance militar ruso ni aún con las duras sanciones económicas impuestas a Putin por Estados Unidos y Europa, por lo que los ucranianos se las verán solos en su desesperada situación, a la que no se le ve salida.
La historia no trató muy bien a Chamberlain y le dio el honor a Churchill quien, ubicado en la dura realidad, encabezó la defensa de su país dejando una serie de aprendizajes para la posteridad, entre las que figura la joya del realismo que enseña que a la bestia no se le apacigua o se le convence, se le confronta. O como le espetó a un intimidado Chamberlain: “se le dio la posibilidad de elegir entre la guerra y el deshonor. Usted escogió el deshonor y tendrá la guerra”.
Caminito de la Escuela
Primero verán que pasa la “A”… porque: ¡A regresar a clases se ha dicho!
La implementación mundial de los sistemas en todas las áreas y aspectos de nuestra vida diaria de convivencia familiar, social, laboral, educativa y hasta la personal (lidiar con uno mismo), implementados desde que comenzó la pandemia, han representado grandes cambios de mentalidad y de costumbres, que en algunos casos han favorecido nuestro presente y hasta el futuro.
En días pasados se anunció por parte del gobernador Mauricio Kuri, que bajo las consultas y estrategias pertinentes de trabajo, en Querétaro queda establecido que desde el 28 de febrero se dará el regreso a las aulas del saber al 100% de manera presencial, tanto en las escuelas oficiales, como en las particulares. Al principio esta noticia me tomó por sorpresa, la sentí desconcertante y apresurada, hasta que recordé que ni tengo hijos, ni soy maestra, ni voy a la escuela. Después de volverme el alma al cuerpo con una preocupación menos en mi vida, me interesé por saber cómo estaría esa estrategia de volver a la normalidad, ya que es bien sabido que es un tema sensible en cuanto a la seguridad y la salud de los que conforman el mundo de la educación.
Es importante mencionar que, por azares del destino, me ha tocado ver de cerca que en ningún momento directivos y maestros de escuelas oficiales y privadas han bajado los brazos desde que comenzó la pandemia, a pesar de que el sistema a nivel nacional colapsó. Todo para no soltar a los más importantes: los niños y adolescentes que mueven y moverán al mundo.
Se entiende que la noticia del “sí o sí (expresión millenial), regresamos todos a clases”, les puede caer de “sopetón” a quienes desconocen el trabajo que estructuralmente se ha hecho a todos los niveles para estar en posibilidades de regresar a lo que siempre fue: estudiar dentro de una escuela.
El coronavirus, como el 6.20, llegó para quedarse. No estamos viviendo un mundo normal, pero es nuestra obligación como adultos, proteger y proveer a los niños de las herramientas necesarias para sobrevivir a esta realidad que es semejante al videojuego Doom, pero que sólo se combate con educación, para que estas generaciones sean de libres pensadores que verdaderamente puedan cambiar al mundo para bien.
Y es que el dictamen de regresar a clases presenciales no le cayó muy bien a un porcentaje de chavales y a otro de maestros, porque si bien el home school al principio fue una monserga, ahora ya no lo quieren soltar y están poniendo todos los pretextos para quedarse en la comodidad de sus casitas, en sus pijamas y sin el baño diario. Pero por el contrario, a los que veo parados en la puerta, listos con las loncheras y con el dedo señalando al exterior, es a los papás que se la han rifado bien y bonito teniendo a sus bendiciones indoors 24 x 24 durante dos años. ¡Así que todos a la escuela!, porque como decía Mafalda: es de mala educación hablar con la cabeza vacía.
Le esperamos el sábado a las 9:00 de la noche en la KJeta por el Canal 10 de RTQ en señal abierta y de cable, y por streaming en rtq.mx. También le recordamos que tenemos una cita aquí el próximo jueves para echarnos otro caldito, si es que Putin no la agarra también con nosotros.
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