Hugo Lora
En enero de 2012 una revista húngara publicó un artículo de investigación en el que se presentaba el plagio del entonces presidente, Pál Schmitt, en su tesis doctoral. Esta reclamaba que casi 200 de las 215 páginas de dicho documento habían sido copiadas de distintos manuscritos hechos por distintos autores sin darles crédito. Después de esta publicación el presidente negó las acusaciones diciendo que no había ningún indicio de plagio en su trabajo de investigación y que pudiera existir un parecido por que existían “materiales básicos” que los trabajos en ese tema compartían. Un gran número de intelectuales húngaros hicieron una petición para que se hiciera análisis a fondo del caso y después de esta, la Universidad de Semmelweis retiró el título doctoral a Schmitt. Todo este escándalo resultó en la renuncia del presidente húngaro de su puesto.
El caso de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yazmín Esquivel Mossa, es uno que sin duda nos llena de pena y mancha la reputación de una institución que se caracterizaba por su solidez técnica y profesionalismo, como lo es la SCJN. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), máxima casa de estudios en nuestro país, ya deliberó que el trabajo hecho por la ministra para conseguir la licenciatura en Derecho es un plagio de la presentada un año antes por Edgar Ulises Báez. El reflector del caso llegó a Palacio Nacional, en donde el ejecutivo defendió a la ministra y arremetió contra el rector de la UNAM. En nuestro país pareciera que el plagio es una práctica que no solo se ejerce, sino que se defiende pues durante la sesión en la Cámara de Diputados, Alejandro Robles, legislador del grupo parlamentario de MORENA presentó una propuesta en la que se evita retirar el título a plagiarios académicos después de 5 años de que este haya sucedido.
Por último, es importante mencionar que el artículo 95 constitucional requisita para ser electo ministro de la SCJN un título profesional de licenciado en derecho y gozar de buena reputación, entre otras. Ni una, ni otra. Que este tipo de situaciones no tengan consecuencias resulta en un demerito del servicio público. Esperemos que este caso resulté en la protección de la imagen del tribunal más relevante en la vida pública de nuestro país.