Recientemente, la tensión se sintió entre el gobierno mexicano y algunas autoridades representativas de nuestro vecino del norte.
La razón se encuentra en el fentanilo, un problema de salud de carácter global que está terminando con la vida de miles de personas, cuya consistencia se basa en un opioide sintético similar a la morfina.
Después de observar las reacciones físicas y mentales sobre quienes lo consumen, las acciones mundiales han sido tendientes a su erradicación. Sin embargo, la estrategia tiene que iniciar en la raíz del conflicto.
Es decir, ¿quién lo está produciendo? Para contestarlo, todo apunta a que la responsabilidad está en México, Estados Unidos y/o China, por lo que la presión en nuestro país, está incrementando.
Ahora, estimada o estimado lector, diversos congresistas y gobernadores de Norteamérica, han sido ofensivos con la soberanía nacional y las instituciones de procuración de justicia en tal grado que afirman que ingerimos comida para gatos y vivimos en el traspatio acorde a los comentarios textuales del Senador, John Kennedy, por lo que celebro las atinadas palabras del poder ejecutivo federal al defender la no intervención y la consecuente autodeterminación, no obstante, sabemos que la ruta de trabajo para la prevención del consumo de fentanilo ha sido fallida y que se oculta la existencia de los centros de producción y/o comercialización.
Aunado a esta situación, la impunidad con los grupos delincuenciales, ha influido en los señalamientos internacionales de tal forma que, la incapacidad del Presidente, Andrés Manuel López Obrador, se encuentre sobre la mesa. En consecuencia, la pregunta real, sería: ¿vamos a permanecer en el traspatio sin demostrar resultados?
Sergio Arellano
Asesor en Derechos Humanos
@siarellano5