Enrique Álvarez
Hay decisiones que no requieren consenso. Hay acciones que llenan de orgullo a todos los interesados en dicho tema.
El fin de semana pasado Dodgers hizo un homenaje a Fernando Valenzuela retirando su famoso numero 34 y convirtiendo su historia en una leyenda. Todos los aficionados al béisbol se unieron en un aplauso a esta decisión que se había tardado en llegar.
Nunca un mexicano había irrumpido con tanta fuerza en los Estados Unidos como lo hizo en 1981 “el toro de Etchohuaquila”. El “screwball” de Fernando hizo click con la afición de Dodgers desde su primer año en las ligas mayores. En su primer año como profesional ganó el trofeo “Cy Young” al mejor pitcher de la temporada además de obtener el reconocimiento como el novato del año.
En el palmarés de Fernando se encuentran, además de los reconocimientos antes mencionados, dos series mundiales, un juego perfecto, guante de oro en 1986 y es el pitcher con mejores estadísticas entre 1981 y 1986. Pero quizá el mayor reconocimiento es el fenómeno llamado “Fernandomanía”, un furor generado entre los aficionados por asistir a los partidos donde le tocaba lanzar y que tenía como colofón la entonación de las gradas de la canción “Fernando” del grupo sueco “Abba”.
El eco de la carrera de Fernando fue aún mayor gracias al éxito que comenzaron a tener el unísono Hugo Sánchez y Julio César Chávez, marcando a la década de los ochenta como la mejor etapa del deporte mexicano.
Si eres fan del béisbol, intenta conseguir un jersey edición especial del juego homenaje a Fernando. Los hay con el numero 34, el apellido Valenzuela y la bandera de México en la manga. Una joya para mantener viva la Fernandomanía.