La Rusia del neozar Vladímir Putin ha implementado toda una campaña de desinformación, extorsión económica y actividad política, tanto abierta como encubierta, en toda América Latina, para desactivar, suavizar y lograr simpatía frente a las sanciones impuestas por su invasión a Ucrania y los crímenes de guerra que ha cometido ahí.
No son el único objetivo. Como en los viejos tiempos de la Unión Soviética, el Gobierno de Putin busca afanosamente contrarrestar la influencia norteamericana en la región, al tiempo que influye en la promoción de gobiernos radicales de izquierda, en fortalecer regímenes autoritarios ya en el poder, en la promoción de motines violentos para desacreditar gobiernos elegidos democráticamente (en Chile, Colombia, Ecuador, Perú) e inmiscuirse en los procesos electorales de todos los países latinoamericanos posibles.
Un reciente estudio del Instituto Norteamericano por la Paz analiza el uso de plataformas periodísticas, personajes e instituciones con influencia y medios digitales para el logro de tales propósitos, en especial la de crear una realidad alterna. Las campañas de desinformación muestran a las claras el propósito de lograr que Rusia vuelva a ocupar el lugar que mantenía en el mundo la ex-URSS, en tiempos de la Guerra Fría. Para Rusia, sus relaciones con América Latina son de una importancia estratégica.
Un esfuerzo destacado es el diseño de narrativas comunes para explicar los problemas del mundo y así se dan las campañas propagandísticas que le interesan al zar ruso, en especial las que tienen que ver con el conflicto israelí contra el terrorismo, hasta generar un clima propicio para el regreso de Donald Trump al Gobierno norteamericano.
Desde luego, esta estrategia rusa pasa tanto por el apoyo como por el ser apoyados por el actual Gobierno mexicano. A ello se debe, entre otras muchas cosas, la creación del grupo de Amistad Ruso-Mexicano en la Cámara de Diputados, poco después de la invasión a Ucrania. Pero también su intromisión en la elección presidencial de 2018, en la que el candidato ganador fue apoyado por cuentas de perfiles anónimos (bots).
Esto, desde luego, se repetirá en la elección del próximo año y Rusia tiene una clara favorita. Nos corresponde denunciar toda esta interferencia y estar alertas.