Alejandro Gutiérrez Balboa
En el 2024, en países con casi la mitad de la población del mundo, se acude a las urnas para elegir cambiar o continuar gobiernos. No sólo la democracia está a prueba, sino las instituciones y, para decirlo pronto, la estabilidad, la libertad y el futuro de las nuevas generaciones.
En 2024 habrá elecciones en países con relevancia muy significativa, entre ellos Estados Unidos, Rusia, India, Ucrania, Sudáfrica, Indonesia, Taiwán, Irán (parlamentarias), Venezuela… y México.
A nivel mundial, vemos un declive importante de la democracia. Un intento de golpe de fuerza en Estados Unidos parecía fantasía, pero el asalto al Capitolio de Washington el 6 de enero de 2021 demostró que la primera potencia económica y militar ya no es el mejor ejemplo de democracia y menos si se vuelve a elegir a quien auspició el intento de subvertir los resultados de la anterior elección presidencial.
Han ocurrido varios golpes de estado en países africanos, así como el arribo de varios dirigentes que, ya en el poder, bloquearon cualquier instancia democrática, persiguieron y pusieron fuera de la ley a los opositores y controlaron las elecciones. Los casos de Venezuela, Nicaragua y lo que hemos estado viendo en nuestro país, hablan de las dificultades que un enfrenta un proceso electoral limpio y confiable. El debilitamiento de las instituciones democráticas es algo que parece prevalecer, aunque se han dado ejemplos destacados de lo contrario, como en Argentina.
El populismo es el principal responsable de la labor contemporánea de zapa de las instituciones y de la democracia. Por ejemplo, si resulta elegido Trump, Ucrania podrá despedirse de cualquier esperanza de un arreglo más o menos decoroso en su guerra con Rusia, China aprovechará para ocupar Taiwán, cualquier posible apoyo para la democratización en América Latina será hecho de lado y el propio pueblo norteamericano verá carcomidas sus instituciones. Todo bajo el slogan Make America Great Again.
Es mucho lo que está en juego. México es el país más grande de habla hispana del mundo, poblacional y económicamente; en América Latina a veces es más fuerte que Brasil y a veces lo es este país, que hoy gobierna un populista de izquierda. Con todo, es indispensable salir a votar y hacerlo responsablemente. Es perfectamente posible darle la vuelta a este estado de cosas y optar por un futuro más promisorio.