La luz no es suficiente
Aunque no se note a primera vista y parezca en la superficie que todo fluye dentro de la normalidad, debajo de ella, en la oscuridad, opera todo un engranaje -o debo decir, una cañería-, que aceita la marcha de las cosas que vemos en la superficie, en donde normalmente no se levantan las olas, o no con la intensidad y frecuencia en que ocurrirían si los de a pie, los adormilados, supiéramos lo que abajo ocurre.
Con el paso del tiempo, la creciente inmundicia se hace cada vez difícil de ocultar y un tufo maloliente comienza a brotar de alguna alcantarilla. Históricamente, quienes operan en esa oscuridad, se abocan exitosamente para controlar la pestilencia a través de métodos y operaciones probadas y efectivas. Pero de cuando en cuando -y con el advenimiento del Internet y sus crecientes capacidades de difusión con pocas barreras- se destapan las cloacas casi a diario y la luz entra, para enojo y pánico de las cucarachas, roedores y demás alimañas rastreras que ahí se han movido a sus anchas por tanto tiempo.
La luz, vista para efectos prácticos como información y veracidad, con su sola presencia es la poderosa contraparte de la oscuridad, manifestada ésta en la realidad como ocultamiento, mentira, simulación y engaño. En distintos episodios de la historia, el sólo ventilar las corruptelas de algún funcionario era suficiente para provocar su renuncia o despido.
Sin embargo, sin dejar de sentirse irritadas por la presencia de la luz, las alimañas aprendieron a soportarla, a esquivar sus efectos efectiva y desvergonzadamente. Comenzaron a portar gafas polarizadas y, con un cinismo retador, continuaron su labor con ímpetus recargados, reinventándose y sofisticando aún más su modus operandi complementado, como otra forma de blindaje, con el discurso repetitivo y polarizador para desviar la atención.
El continente americano, en su casi totalidad, pero no de forma exclusiva en el mundo, es una región endémica de esta plaga, para la cual la luz por sí sola es insuficiente para desterrar este mal, aunque siga representando el inicio y detonador de cualquier proceso de limpieza. Este proceso requiere, además, del desazolve y la fumigación, es decir, de la participación activa de la sociedad, no necesariamente de las contrapartes partidistas, sino de la ciudadanía y no solamente en las fechas electorales, sino con organización y activismo permanentes y efectivos. Y como nadie vendrá en modo solidario a arreglarnos el asunto, habrá que empezar ya.
Orden o caos
Existen algunos humanos muy chistosos, para no decir increíblemente complejos y absurdos. Resulta que por razones que al día hoy no acabo de entender y menos explicar, hace más de un año me aventé a postularme como presidenta de mi condominio. Cuando recuerdo ese episodio me pregunto: ¿en qué estabas pensando, Blanchet? ¿Ese día tomaste antihistamínicos o no estabas en tus cabales? Los que han hecho este trabajo saben perfectamente de lo que les hablo. Es un puesto honorario, sin horario, cruel y pleno de recordatorios de diez de mayo gratuitos.
Pero les explico: tomé esta decisión por el hecho de que existía mucha inexperiencia en la administración y mesa directiva de entonces, mismas que estaban llevando a un caos definitivo al lugar donde tenemos nuestro patrimonio, situación que, como hembra alfa guerrera y luchona, no podía permitir. En verdad, no medí mucho que este compromiso me ocasionaría problemas hasta con mi familia, ya que cuando uno se mete a poner orden y paz, pues se saca más, y es inevitable que nos llevemos raspones en la carrocería ante confrontaciones de tan baja vibración.
Este paquetito que me eché a cuestas me ha hecho ver mi suerte, pero como en todo reto que me impongo, puse a prueba (pero ¿qué necesidad, diría Juan Gabriel?) mi TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) de querer que las cosas marcharan como relojito, aún habiendo aprendido en la vida que las cosas imperfectas pueden ser efectivas y necesarias. Esto también me ha permitido confirmar que la gente es predecible y que contrariamente a lo que se pregona acerca de vivir y convivir en armonía, les es cómodo vivir dentro del caos reclamando constantemente que merecen tener orden y tranquilidad, mientras otras más viven felices a la sombra del sistema caótico para pasar desapercibidas y, al mismo tiempo, victimizarse ante la implementación de normas, lo que me lleva a la conclusión de que con resultados o sin ellos, nunca quedarás bien aunque, a pesar de todo, siempre valdrá la pena esforzarse por lo primero. Para lo segundo, mejor hagámonos a un lado y permitamos que otro con ganas y experiencia se encargue.
Le esperamos hoy miércoles a las 9:00 de la noche en la KJeta por el Canal 10 de RTQ en señal abierta y de cable, y por streaming en rtq.mx. También le recordamos que tenemos una cita la próxima semana aquí…para echarnos otro caldito.
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