Los Blanchet/Caldo de Cultivo
Para sorpresa de nadie, Vladimir Putin resultó victorioso en las elecciones del fin de semana en Rusia en las que arrasó, cómo no, para continuar con la narrativa de que en ese país prevalece la democracia. Y visto desde una perspectiva puramente semántica, el argumento sería difícil de rebatir, sobre todo si en la mente se mantiene como cierta la ecuación: elecciones = democracia, a pesar de que la definición de esta: “Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”, no incluye como tal el término elección.
Pero aunque para muchos estos dos conceptos sean sinónimos, el asunto no es tan sencillo.
Algunos gobiernos en turno siguen manteniendo el control de los procesos electorales, por lo que desaprovechar la ventajosa posición sería impensable ante el peligro de terminar siendo enjuiciados si los opositores lograran ganar, por lo que el camino a seguir es prepararse elecciones a modo, eliminando toda posibilidad de perder a través del descarrilamiento por las malas de los contrincantes fuertes y dejando a los débiles, para que el montaje dé el gatazo y puedan presumirlo a los cuatro cientos.
Y ese es precisamente el escenario que los opositores de Putin han acusado ante la Unión Europea: un capítulo más de la saga caracterizada por persecuciones, encarcelamientos, exilio y presuntos asesinatos que con el tiempo tienen cada vez más sentido.
El manual de las elecciones alteradas ha sido utilizado profusamente en el mundo. En Venezuela, Nicolás Maduro no sólo se deshace de sus opositores, -como María Corina Machado-, a través de la inhabilitación, sino que además incita a la población a denunciarlos. Victoria garantizada para el dictador que habla con los pajaritos.
Y no es que se nos caiga la mollera. En México, en el año 1976, José López Portillo “arrasó” en la elección presidencial con una boleta en la que únicamente figuraba él, postulado por el PRI, el PPS y el PARM. Una verdadera tomada de pelo. Lo frustrante e incomprensible es que la simulación democrática, en pleno siglo XXI, continúe siendo el recurso de elección de aquellos con ambiciones de permanencia ilimitada en el poder.
Entre cuates
Una de las consecuencias de los tiempos electorales son las posibles fricciones intrafamiliares o dentro de los grupos de amigos cuando, al reunirse para disfrutar de una agradable velada, por alguna razón surge el tema político. Y si inocentemente suponemos que al pertenecer a esa familia o grupo de amigos estos tienen la misma inclinación que nosotros, caeremos en la cuenta de que esto no siempre es así y que , en un descuido, hasta pueda armarse la de Dios padre y acabar con el festejo, si se le permite al fanatismo (mezclado con el alcohol), hacer de las suyas.
El sábado pasado acudimos a la celebración de las Bodas de Perla de una entrañable pareja de amigos y fuimos puestos en una mesa donde se encontraban otras tres parejas con las que conversamos y reímos a carcajadas sin parar como si nos hubiéramos conocido de años….hasta que surgió el tema político. Una de las cuatro parejas, de la nada, manifestó su inclinación y su intención de voto que no compartimos las otras tres. La confrontación de las ideas se puso de a peso, y a pesar de que en la acalorada discusión se aportaron argumentos, referencias y hasta datos duros, ningún bando convenció al otro. Y así llegó la hora del dance y todos los de la mesa, como si nada hubiera ocurrido, pusimos el ejemplo saltando a la pista y la concurrencia entera bailó hasta el agotamiento, en una fiesta épica que quedará para el recuerdo.
Moraleja: la confrontación de las ideas no es sinónimo de confrontación entre las personas. Se puede llevar este proceso con diálogo y civilidad…a pesar de todo, pero también procuremos que nuestra argumentación esté basada en la realidad y no en ideas preconcebidas, ideologías malentendidas o la negación de los hechos. Digo…para no hacer el oso.
Le esperamos hoy miércoles a las 9:00 de la noche en la KJeta por el Canal 10 de RTQ en señal abierta y de cable, y por streaming en rtq.mx. También le recordamos que tenemos una cita la próxima semana aquí…para echarnos otro caldito.
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