Azul Mendoza
Si sientes asfixio al transitar por nuestra ciudad, estás en tu derecho. Seguro has llegado a cancelar planes y perderte eventos porque es de locos el atravesar la ciudad sin realmente necesitarlo. El asfixio es por creer ciegamente que las mega obras viales con más carriles y más asfalto son la solución a los problemas de embotellamiento. Creímos tanto que llevamos más de 500 días en crisis de movilidad por la obra de Paseo 5 de Febrero.
Delegamos la responsabilidad y el poder civil que tenemos por ocuparnos de nuestro día a día hasta que las decisiones de desarrollo urbano de otros cuartean aquello en lo que nos queremos enfocar, nuestra vida. Tenemos dos opciones: esperar el milagro de contar con líderes políticos que, en verdad, entiendan la crisis que vivimos… o involucrarnos. No me refiero a quejarnos en redes sociales, sino a comenzar a cuestionar las decisiones que se toman respecto a cómo crece la ciudad.
Las crisis nos orillan a replantearnos la realidad que conocemos y buscar alternativas para vivir mejor sin atascarnos en el pasado. El futuro que merecen las infancias está en manos de ciudadanos que demandan sus áreas verdes, parques y opciones de movilidad sostenible; la calidad de nuestra vejez está en tomar decisiones hacia una ciudad accesible para todas las edades.
Feliz e infelizmente esta crisis la conocemos bien, de ahí la importancia de abrir nuestra mente a que hay mejores maneras de vivir la ciudad. Ante decisiones pobres, ciudadanos involucrados.
MT