Flavio A. Rodríguez
Las paradas de transporte público son clave mejorar la movilidad urbana y su diseño debe marcar la diferencia entre una parada funcional y una deficiente.
La accesibilidad universal es primordial: rampas, pasillos amplios y superficies niveladas son indispensables para garantizar la comodidad y seguridad de los usuarios, especialmente para personas con movilidad reducida. El mobiliario urbano también es importante: bancas ergonómicas, papeleras bien distribuidas, puntos de recarga y parqueo para bicicletas mejoran la comodidad y conveniencia. La protección contra la intemperie es esencial: techos extendidos, paredes y sistemas de drenaje mantienen a los pasajeros resguardados de la lluvia, el sol intenso o el viento. La información en tiempo real es un plus: paneles electrónicos y mapas detallados ayudan a planificar trayectos de forma efectiva y reducen la incertidumbre.
La armonía con el paisaje, preservación de áreas verdes y conexión con otros modos de transporte fomentan la movilidad sostenible. Asimismo, la seguridad es crucial: iluminación adecuada, cámaras de vigilancia y evitar puntos ciegos crean un entorno seguro.
Una parada de calidad no solo es un lugar de espera, sino un espacio estratégicamente diseñado para brindar comodidad, seguridad, información y facilidades que mejoren la movilidad de los ciudadanos. En Querétaro, estos aspectos son clave para un transporte público eficiente y amigable, debemos exigir estas condiciones en nuestra infraestructura pública.
MT