AMLO asumió la presidencia en un momento de gran expectativa y esperanza para muchos mexicanos, pero también con desafíos significativos en términos de seguridad, economía y gobernabilidad. Prácticamente en todos fracasó. Hoy Sheinbaum asume en un contexto de asesinatos sin fin en diferentes ciudades, violencia incontenible en Sinaloa, conflictos diplomáticos con otros países, manifestaciones en contra de la reforma al poder judicial y por el fracaso en la investigación de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, y un Palacio Nacional resguardado por tres filas de vallas. Ni con Peña nieto fue así, aun cuando enfrentó una situación de creciente desconfianza hacia las instituciones políticas debido a numerosos escándalos de corrupción.