¿La voluntad del pueblo?: Mario Maraboto

Mario Maraboto

La presidenta Sheinbaum dice respecto a la reforma al poder judicial: “No hay posibilidad de echar para atrás la reforma, esa fue la decisión del pueblo de México” y recientemente insistió que “A la transformación, que es una decisión del pueblo de México, no la pueden parar ocho ministros de la Suprema Corte de Justicia”.

¿La transformación es una decisión del pueblo? Al día siguiente de la elección, el diario El Financiero publicó una encuesta de salida que reveló que sólo el 22 por ciento de los votantes lo hizo a favor de “continuar la transformación”, y un 29 por ciento votó por Sheinbaum o por Gálvez por generar un cambio.

Si la mitad de quienes votaron por un cambio lo hicieron por Sheinbaum, junto con quienes decidieron por la continuidad de la transformación, suman un 36 por ciento, poco más de la mitad de los votos que la llevaron a la presidencia; no podría decirse que la transformación es una decisión del pueblo. Ver la voluntad del pueblo en sólo una tercera parte de los votantes, deja fuera a una gran mayoría a la que la presidenta y su movimiento, como Carlos Salinas, ni los ven ni los oyen.

Estaba claro lo que implicaba continuar la transformación, pero evidentemente, en el caso de la reforma del poder judicial, muy pocos lograron entender sus perjudiciales alcances.  Reporteros de la fuente legislativa, dicen que la mayoría de los diputados y senadores, hasta los de Morena y sus aliados, desconocían el contenido de lo que iban a votar, y votaron sin reflexionar sobre las repercusiones sociales, económicas y políticas de una reforma que no fue voluntad de la mayoría del pueblo que sentirá los efectos de la misma cuando tenga que pedir justicia o no pueda ampararse ante actos de gobierno injustificados.

Muy pocos, dentro y fuera de la administración pública, conocen y entienden esta reforma. Una evidencia se dio el pasado sábado cuando, al inicio de la sesión, el Presidente del Senado, el morenista Fernández Noroña, trató de explicar, sin resultados, el procedimiento de selección de jueces y magistrados, y modificaron el acuerdo que regía los ordenamientos porque no empataba con los cambios introducidos a la reforma constitucional. Otra senadora del mismo partido también intentó explicar los enredados procedimientos para sortear 350 plazas de Magistrado de circuito y 361 de jueces de distrito.

Ese no fue el mandato popular ni el tipo de cambios por los que se votó el pasado mes de junio. La reforma no es voluntad del pueblo, sino de un solo individuo que ya anda lejos.