Hace algunos días, invité al Lic. Manuel Naredo Naredo, director del Centro-INAH de Querétaro, a caminar en el Centro Histórico de la San Juan del Río. En una mañana calurosa, hicimos un pequeño recorrido por algunas de las calles de la ciudad, algunas muy populares al caminar y otras en donde rara ocasión caminamos, incluso los que vivimos en esta ciudad.
Comenzamos el recorrido en el emblemático Portal del Diezmo, que para el que esto escribe, su nombre correcto debe de ser ‘Casa del Diezmo’, ya que hablar de un portal solo es una parte de un edificio. Ahí nos reunimos junto con otros integrantes del Patronato del Centro Histórico de San Juan del Río, A.C. y con la arquitecta, Yolanda Cano, del mismo centro INAH.
Al comenzar, nos encaminamos por la antigua Calle Real hacia el Exconvento de Santo Domingo, donde actualmente se encuentra la sede el Ayuntamiento de nuestro Municipio. En ese transcurso de caminar, nos dimos cuenta del gran deterioro que hemos hecho a las edificaciones, sobre todo queriendo convertir todo en elementos para el comercio colocando anuncios no permitidos, lonas que cubren gran parte de los edificios, clavos y otros objetos para sostener cosas y cosas que afectan la imagen urbana de la ciudad y de manera especial afectan la zona de Monumentos Históricos y la zona del Patrimonio de la Humanidad.
Aunque esto fue lo constante que vimos en la Calle Real, también encontramos ejemplos dignos de mencionar del cuidado que se deben de dar a las edificaciones virreinales de la ciudad, como lo es la restauración de la llamada “Casa de las diligencias”, donde se está llevando una interesante labor de acondicionamiento y rescate de este edificio. Esta labor la realiza actualmente un particular que adquirió el inmueble, pero gracias a la labor del arquitecto Antonio Trejo Zamora, los sanjuanenses estamos rescatando un gran ejemplo de arquitectura virreinal y un lugar histórico.
Seguimos caminando y llegamos al Templo de Santo Domingo, donde vimos la restauración que recientemente se le dio al inmueble por parte del entonces rector del Templo, el Padre Luis Landaverde, quien es un ejemplo de sacerdote trabajador y que rescató gran parte de la historia de San Juan del Río.
En la calle de Zaragoza, vimos algunos ejemplos de casas que aún conservan elementos virreinales de la ciudad y en la calle de Cuauhtémoc vimos ejemplos de arquitectura del siglo XVIII, sobretodo en la casa donde actualmente se ubica la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de San Juan del Río (Japam), misma que ha sufrido varias modificaciones, pero que conserva varios elementos que la hacen única en la ciudad, por ejemplo en sus ventanas, en sus rejas de hierro forjado y en sus nichos. Caminando nos encontramos en la misma calle, con la esquina de 27 de Septiembre, otro bello ejemplo de casa del siglo XVIII con una hermosa portada que remata con el monograma de Cristo.
En la calle de 27 de septiembre nos dimos cuenta de los grandes errores que ha hecho la modernidad y que ha hecho graves daños a la ciudad; sin embargo un ejemplo de arquitectura virreinal lo encontramos en la calle de 16 de Septiembre en donde vimos la conservación que se tiene en esta arteria. A excepción de tres edificios, casi toda la calle conserva su origen virreinal.
Tuvimos la oportunidad de entrar a la casa del doctor Agustín Ruiz Olloquí, quien fuera senador de la República y prefecto de la ciudad al final del siglo XIX. Es un ejemplo de las casas que existían en la ciudad, un hermoso patio con naranjos, pasillos cubiertos, una biblioteca hermosamente amueblada, una sala digna de un pequeño palacio y toda una construcción en un perfecto orden, donde pareciera que el tiempo se ha detenido, así como cuando llego a dormir en ese lugar el general Porfirio Díaz Mori.
Terminamos nuestro recorrido en la Plaza Independencia, donde vimos la restauración del conjunto parroquial de San Juan Bautista, pero también observamos cómo se han destruido grandes casonas en el centro de la ciudad. La conclusión a la que llegamos es que San Juan del Río necesita mucho cuidado, necesita que tengamos conciencia de lo que tenemos y del gran valor histórico y cultural que poseemos. San Juan del Río debe de cuidar su declaratoria de Patrimonio de la Humanidad y su zona de Monumentos Históricos; es una obligación de sociedad y gobierno. Es el cuidado de lo que heredaremos a las siguientes generaciones.
