En días pasados, el licenciado Felipe Muñoz Gutiérrez, quien es un excelente abogado de nuestra ciudad, y mejor amigo todavía, me compartía su colaboración semanal que pública en un periódico local y que en esta ocasión la dedicó al tema del grafiti en San Juan del Río y, sobre todo, hacía hincapié de la situación que se vivía en el centro de la ciudad.
Derivado de eso, en días pasados me puse a recorrer el centro de la ciudad y desafortunadamente es lamentable la situación en la que se encuentran las casas, los templos, los comercios e incluso algunos monumentos con lo que conocemos como grafiti, que, en algunos casos, ni siquiera lo es, ya que solo es rayar por rayar y ocasionar el daño sobre el patrimonio de la ciudad o de los particulares.
Es muy penoso que nuestra ciudad, sobretodo el Centro Histórico de la misma, tenga una condición tan triste y tan lamentable de rayones, de palabras, de colores, de daños que afectan edificios históricos que han sobrevivido años o más bien siglos. Y a muchos pareciera que es una culpa del gobierno, pero, lejano de repartir culpas, me queda claro que es una falta de respeto el hecho de que, sin deberla ni temerla, se haga algún tipo de daño sobre las edificaciones de la ciudad.
Caminar por la calle de Guerrero y ver casi un noventa por ciento de la misma completamente rayada e incluso con daños irreversibles, como sucede con la casa del doctor Virgilio Higuera, que tiene una decoración a base de tezontle y de pequeños cuadros realizados en barro (mismos que corresponden a una decoración muy virreinal y que durante años decoraron la fachada), al día de hoy se encuentran completamente rayados con pintura negra o de otros colores que difícilmente se le puede quitar.
O qué decir de la calle de Iturbide o de Francisco Javier Mina, en donde algunas casonas del siglo 19 se encuentran completamente dañadas con el grafiti, y que, si bien han sobrevivido más de un siglo, ahora se encuentran a merced de las personas que utilizan sus paredes para realizar daños tremendos en edificios que ya son históricos.
El colmo de los que se dedican al grafiti, es haber realizado su “acción” en las paredes del actual Conjunto Parroquial de San Juan Bautista, tanto en el Santuario Diocesano, en el Templo Parroquial y en el edificio cural, en donde, sin importar la importancia social y religiosa de este conjunto, los graffiteros han hecho de las suyas con rayones en las hermosas e históricas paredes de cantera sanjuanense que han soportado a la naturaleza, a las guerras y a otras circunstancias… pero no han resistido a la mano destructora del hombre y, sobre todo, a la mano destructora de personas sin un mínimo grado de educación y de respeto por los demás.
Lo más lamentable y triste es saber que quienes los realizan, en su inmensa mayoría, son jóvenes y adolescentes, quienes desafortunadamente dirigen sus energías en situaciones negativas para la sociedad y sobre todo para ellos, ya que, al final de cuentas, están cometiendo un lamentable delito, que si fueran detenidos, pues tendrían una situación complicada jurídicamente.
No cabe duda, el grafiti es un problema social que debemos de atacarlo los integrantes de la sociedad y tratar de ayudar a quienes erróneamente consideran que su expresión es la forma correcta de hacer las cosas.
El inculcar valores, el inculcar la identidad de la ciudad donde habitamos y sobre todo el valorar el patrimonio de las personas es una de las obligaciones que los padres, que los maestros y que los responsables de educar a los chicos tenemos que hacer de manera permanente.
A las autoridades en sus tres niveles de gobierno les corresponden la vigilancia, la prevención, pero, sobre todo, el abrir espacios para que los jóvenes o los chicos manifiesten de manera correcta sus expresiones y las encausen de una manera adecuada.
Es un compromiso social luchar contra el llamado grafiti, no es solo reprimir o castigar por castigar, es más bien atender el problema social que origina estas situaciones y estas conductas que han afectado no solamente a nuestro San Juan del Río, sino a muchos otros lugares.
En la sociedad está la respuesta de mejorar nuestro entorno. Cuidemos a los chicos, ayudémoslos a que tengan valores, denunciemos lo que tengamos que denunciar y cuidemos el patrimonio de los demás.
¿Le entramos?