En estos tiempos llenos de contrastes, de diferencias y de tantos sucesos vividos que han trasformado radicalmente el universo que habitamos, existe una enorme necesidad de generar y motivar una consciencia urbana colectiva en la que todos seamos partícipes desde nuestra propia individualidad.

La consciencia urbana no es sino una corresponsabilidad asumida entre todos los que habitamos nuestros hogares, barrios y ciudades, “nuestro hábitat” el cual, en todas las escalas es compartido, un hábitat común.

Para la mayor parte de la población, las ciudades son nuestros hogares; las urbes constituyen el entramado físico y social en el que vivimos y donde nos expresamos, por donde circulamos, socializamos, crecemos, nos educamos, nos manifestamos y donde pasamos gran parte de nuestra vida.

La ciudad es una plataforma para aprender y para recoger la memoria y la historia de sus habitantes, es donde suceden actos de solidaridad y de violencia, donde se resuelven o se crean problemas. Es el espacio en el que erigimos monumentos y configuramos materialmente nuestras aspiraciones, sueños y formas de pensar, así como el escenario -siempre dinámico y cambiante- en el que se recrean nuestras relaciones con otras personas, con el medio ambiente, con los recursos, con el tiempo y la posibilidad de un futuro.

El vivir en ambientes más seguros, más amigables y disfrutables hace la diferencia entre habitar por elección un lugar o habitarlo porque no hay otra opción, y subsistir en esa comunidad de la cual no se es parte.

Aquí es donde me pregunto: ¿Por qué si el lugar que habitamos es algo tan importante en la vida de los ciudadanos actuamos  con apatía urbana? ¿dónde queda nuestra corresponsabilidad social en el cómo habito mi ciudad?

En esta colaboración, estaremos compartiendo por qué se dan estos fenómenos y la gran importancia que poseen varios temas relacionados a vivir con una consciencia urbana, la cual será parte del legado que dejaremos a nuestros hijos y a nuestros seres queridos, la herencia más valiosa que reconocerán ellos, así como el propio universo que nos ha dado el cobijo para habitarlo.