Si alguien pidiera el modelo de individuo que la educación debe ayudar a forjarse, ese arquetipo sería, sin duda, el que actualmente tenemos para el líder. Un buen método para destacar lo que es un líder se da cuando se le compara con un mago de la política. Veamos lo que los expertos dicen sobre estos dos actores sociales, en apariencia parecidos, pero en realidad contradictorios. Unos quieren salvar a la nación, los otros saben qué hacer, pero no les interesa cambiar, la pobreza y la ignorancia de millones de personas es el caldo de cultivo de su negocio. (Daron Acemoglu y James A. Robinson. ‘Por qué fracasan los países. Los orígenes de la prosperidad y la pobreza’. Deusto Ediciones. Bilbao. 2012).
Los que tienen el poder no aceptan el modelo del líder. Para ellos, el líder es un mago, un ser misterioso y al mismo tiempo un técnico hábil y metódico, alguien que produce mitos políticos, mitos apoyados en la publicidad, una técnica científica, que sirven para conducir a la sociedad, no hacia la solución de sus necesidades y problemas, sino hacia los intereses depredadores de los magos. (Ernst Cassirer. ‘El mito del Estado’. Fondo de Cultura Económica. México. 1985).
Los depredadores seguían una ruta bien trazada con anticipación: ‘Compadre, la mejor hacienda es la hacienda pública’. Decía el mago mexicano Gonzalo N. Santos, en la década de los treinta del siglo pasado, en la época en que las haciendas eran de las principales fuentes de riqueza personal y social. Santos fue de los forjadores de la magia política imperante. En 1929 fue uno de los primeros mago en unirse al Partido Nacional Revolucionario, el futuro PRI. Además era maestro en el fraude electoral y en la represión a balazos de los que apoyaban a los contendientes de su partido a la presidencia de la república. Creó la ‘técnica de la violencia selectiva’. Fue un experto en la adulación de los poderosos. Llego a gobernador de San Luis Potosí. Después de Santos los magos aprendieron que a las grandes masas las mueve más fácilmente la fuerza de la imaginación que la pura fuerza física. Se hacen las promesas, las más improbables y hasta las imposibles. (Enrique Krause. ‘Biografía del poder’. Tusquets Editores. México. 1999).
En casi todas las acciones de la vida, reaccionamos apoyados en la ciencia. Francis Bacon (1561-1626), filósofo y político inglés, describió los diferentes tipos de ídolos generadores de mitos y trató de mostrar cómo superarlos con el fin de encontrar el camino que conduce a la verdadera ciencia empírica. En política todavía no hemos encontrado ese camino. (Biografías y Vidas. ‘Francis Bacon’. biografiasyvida.com. Madrid. 2014).
Por otra parte, en la actualidad, la dimensión ética del liderazgo se ha convertido en un tema central. El liderazgo es “mandar con el corazón”. El liderazgo no es sinónimo de dominación sino el arte de convencer a la gente para alcanzar un objetivo común. La crítica es una de las tareas del líder, es la tarea más temidas y más aplazada. (Alberto Levy. ‘Estrategia, cognición y poder’. Ediciones Granica. Buenos Aires. 2007).
El líder puede tener una mente aguda y muchas ideas inteligentes, pero lo que detona y hace efectiva estas cualidades es otra cualidad que ahora conocemos como inteligencia emocional. Lo mejor de todo es que, desde la perspectiva educativa, todos los maestros pueden y de hecho lo hacen, enseñar liderazgo y todos los alumnos pueden aprenderlo. La investigación de una consultoría, basada en una muestra aleatoria de 3,871 individuos seleccionados de una base de datos de más de 20,000 ejecutivos de todo el mundo, acabo con gran parte del misterio que envolvía al liderazgo eficaz. El estudio descubre seis distintos estilos de liderazgo. La investigación indica que los lideres con los mejores resultados no se basan en un solo estilo, sino que utilizan todos o la mayoría en una misma semana. Los estilos son el autoritario, el ‘coach’, el conciliador, el democrático, el ejemplo o ejemplarizante, el coercitivo. Los líderes que combinan cuatro de estos, en especial el autoritario, el democrático, el conciliador y el coach, logran el mejor clima laboral y el mejor rendimiento. (Daniel Goleman. ‘Liderazgo. El poder de la inteligencia emocional’. Ediciones De Books. Barcelona. 2013).
Por: Amado López Guerra