¿Estabas al tanto de estas historias poco conocidas?
Lección de canto de la décima musa
Sor Juana Inés de la Cruz tenía bajo su tutela a una novicia. Cuando se encontraban en una práctica del coro del convento, la ilustre poetisa advirtió que su discípula vacilaba en su canto.
“¿Qué te sucedió en el ensayo?”, le preguntó más tarde Sor Juana a la profesa. “No sé, madre, creo que me confundí al escuchar la voces de las hermanas cantando al unísono”.
“Antes de perfeccionar tu técnica de canto, debes entender qué es la armonía; ven conmigo, ya te explicaré después lo que haremos”, acotó la Décima Musa.
Ambas abandonaron los terrenos del convento de San Jerónimo y caminaron por el bosque hasta llegar a un arroyo en las cercanías. “Contempla la corriente del agua – le indicó sor Juana – y las rocas que se interponen en su recorrido. Observa cómo el preciado líquido fluye con suavidad alrededor de éstas y continúa su trayecto; si eres como el agua, comprenderás lo que la armonía.”
Se dice que, con el paso del tiempo, la voz de la novicia llegó a sonar como la voz misma de los ángeles de la corte celestial.
La verdadera historia de la batalla de La Carbonera
En la madrugada del 18 de octubre de 1866, día de la histórica batalla de La Carbonera, el general Porfirio Díaz decidió que había llegado el momento de atacar a la división comandada por el conservador Carlos Oronoz, para anticiparse a la llegada de los refuerzos que los invasores franceses habían enviado a su adversario.
Si bien el contingente de los traidores lo superaba en tamaño, Díaz se mostraba razonablemente confiado de que podían triunfar en la contienda. El problema es que sus hombres se mostraban temerosos y llenos de dudas.
En su camino a la batalla, se detuvieron en una capilla en las afueras de San Francisco Telixtlahuaca. Después de rezar con sus combatientes, el militar oaxaqueño sacó una moneda y dijo en voz alta para que todos lo oyeran: “Voy a arrojar la moneda al aire. Si sale águila, venceremos, y si sale sol, seremos derrotados. El destino decidirá por nosotros.”
Tiró la moneda al aire y, tras dar varios giros, cayó águila. Sus soldados se pusieron de lo más contentos y, dueños de una gran confianza más tarde se enfrascaron con enormes bríos en la lucha, en la que el Ejército de Oriente salió victorioso.
Tras la escaramuza, un sargento exclamó con júbilo: “¡Nadie puede cambiar el destino!” Tras hacerle ver que estaba de acuerdo, Porfirio Díaz – guillándole un ojo – le mostró una moneda que tenía un águila por ambos lados.
El vino que derramó Karol Wojtyla
Con el fin de ampliar sus conocimientos religiosos, un catedrático de Gdansk acudió en 1948 a visitar a Karol Wojtyla, a la sazón vicario adjunto de la parroquia de Niegowic, en los alrededores de Cracovia.
El religioso polaco, que entonces tenía 28 años, le ofreció una copa de vino. Mientras el santo padre vertía la bebida espirituosa, el vanidoso profesor se empeñó en hacerle ver que él ya sabía mucho de teología.
Al llenarse la copa, el padre Wojtyla continuó vertiendo el vino, por lo que el preciado líquido empezó a derramarse.
Sorprendido, el pretencioso visitante exclamó: “Deténgase señor vicario, ¡ya no le cabe más!” A lo que el devoto varón sentenció: “Tú eres como esta copa, hijo mío, si deseas conocer la palabra de Jesús de Nazareth, tendrás que vaciarla primero”.
Nezahualcóyotl en Xochimilco
Un espléndido día de verano, el señor Netzahualcóyotl y uno de sus guerreros caminaban a la orilla de Xochimilco. “Mira los peces, la están pasando de maravilla”, dijo el soberano. “No lo tome a mal, supremo monarca, pero usted no es un pez, ¿cómo podría saber si realmente la están pasando de maravilla?”, apuntó con agudeza el legionario azteca. Y el venerado poeta le contestó, imperturbable: “Tú no eres yo, ¿cómo sabes que yo no sé qué los peces se la están pasando de maravilla?”
¿Sucedieron estas cosas realmente?
No: todas son fruto de la fantasía. Bueno, al menos parcialmente. Me explicaré.
Las cuatro narraciones son mi propia versión de historias que han circulado a lo largo de los siglos en China y Japón como parte de la tradición zen. Como habrá notado el lector/lectora, he escogido como protagonistas a personajes históricos y religiosos que todos conocemos, para volverlas más plausibles.
¿Qué es lo sí es históricamente correcto? 1) Sor Juana Inés de la Cruz estuvo enclaustrada en el convento de San Jerónimo, lugar en el que falleció en abril de 1695. 2) la batalla de la Carbonera y todos los datos sobre la misma son verdaderos, excepto la parte en la que Porfirio Díaz tira la moneda al aire. 3) Lo afirmado sobre Karol Wojtyla es parte de su biografía, menos la conversación con el catedrático, que nunca sucedió. 4) El diálogo entre Netzahualcóyotl y el guerrero es, en su totalidad, imaginario.
¡Te invito a leer más de mis historias zen mexicanas la próxima semana!
Por: Raúl González Pinto
Doctor en Comunicación por la Universidad de Ohio y Máster en Periodismo por la Universidad de Iowa
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