Escuchar ‘en Querétaro no tiembla’ provoca preocupación mezclada con molestia. Preocupa por la poca preparación y reacción que tendríamos ante una –posible y eventual– contingencia. México está expuesto a desastres naturales y decir que ‘no pasa nada’ es una irresponsabilidad.
La reconstrucción del sismo exige un análisis de causas, errores y áreas de oportunidad, para disminuir pérdidas humanas y materiales.
Ahora, sabemos que el Colegio Rébsamen fue clausurado en tres ocasiones, pero estaba en funcionamiento. Sabemos que la propietaria y directora construyó y adaptó un departamento en un tercer nivel. En los planos originales no se contempla tal posibilidad.
Los peritajes preliminares determinaron que el derrumbe fue provocado por el movimiento telúrico, pero también por el peso de ese tercer piso.
¿Y Querétaro?
Según el Municipio de Querétaro, 60 mil negocios no cuentan con licencia de funcionamiento, es decir, son irregulares en materia de seguridad.
Uno de los prerequisitos para la licencia es el visto bueno de Protección Civil municipal, que determina el nivel de riesgo, y verificar las medidas de seguridad del inmueble.
Dos de cada tres negocios que existen en la capital nunca cumplieron con medidas de seguridad. Esto representa un riesgo en caso de incendio, inundación o derrumbe.
La licencia debe renovarse cada año y para acelerar el trámite, en enero 2017, la administración de municipio de Querétaro –en conjunto con una organización privada– presentó el programa ‘Tu licencia en 30 minutos’. Beneficia a 30 mil negocios y deja 60 mil fuera de norma.
El verdadero problema es que nuestras familias, hijos, padres y amigos están expuestos diariamente, por dueños que no preveen las consecuencias, incluso para su patrimonio y persona.
Existe una nueva oportunidad para mejorar la seguridad en escuelas, casas, centros de trabajo y lugares públicos. Esperemos que la autoridad esté consciente de la gravedad del problema y realice –en conjunto con la ciudadanía–, un plan de regularización eficaz.