Coincido en lo siguiente con el connotado periodista Joaquín López Dóriga: “Los políticos no se aparecen en los panteones, ni en las cárceles… ya que en ninguno hay electores”. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió un interesante estudio sobre la situación del sistema carcelario en México titulado: “Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria”. Como primer dato, califica el nivel de los CERESOS (Centros de Reinserción Social) de los estados de la república, en una escala del 0 al 10; resultando con calificación reprobatoria, entre otros, los de Nayarit, Guerrero, Quintana Roo, Tamaulipas, Oaxaca e Hidalgo; concluyendo que el promedio general a nivel nacional es de 6.27. Es decir, más del 40% de los estados cuentan con índices de desaprobación. Dicho informe, además, muestra la ineficacia de las penitenciarías bajo los siguientes rubros: presencia de actividades ilícitas dentro de los Centros, insuficiencia en los programas para la prevención y atención de incidentes violentos, desperfectos en las instalaciones en cuestión material e higiénica para alojar a las personas privadas de la libertad, falta de personal de seguridad y custodia, violaciones a derechos humanos y el famoso “autogobierno” por parte de los internos. La información obtenida que corresponde al año 2016, da como resultado 1,538 incidentes, en donde el acontecimiento con mayor incidencia concierne a las riñas, con un total de 979 (694 en CERESOS y 285 en los Centros Federales de Readaptación Social); el segundo lugar lo ocupan los desórdenes, con 362 (361 en CERESOS y 1 en CEFERESOS); el tercer lugar los homicidios, con 85 en CERESOS, los cuales ocurren principalmente en dormitorios; el cuarto lugar lo ocupan los abusos (agresiones, delitos sexuales y lesiones) con 81 en CERESOS; el quinto lugar lo ocupan los suicidios, con 26 (24 en CERESOS y 2 en CEFERESOS) y el sexto, los motines, con 5 en CERESOS. ¿En dónde está la autoridad para prevenir y rectificar? Los datos señalados reflejan la urgencia de los centros penitenciarios, si no subsiste la aplicación de la ley en las cárceles bajo el cuidado del estado, saliendo, ¿qué importa cometer ilícitos?