Será cierto que el ser humano ¿está inconforme con todo, más si le añadimos que es mexicano?
Tenemos una gran pesadez por hacer a un lado nuestras necesidades frente a la mayoría, aunque de antemano tengamos más privilegios. Nos cuesta mucho hablar de democracia para estar con las mismas oportunidades, hablando de espacio público.
Hay ciudades en el mundo, por tradición, buen Gobierno, y profesionales que toman decisiones acertadas, llevan tranquilamente las acciones que se determinan para una mejor movilidad en su país. En México, este es un camino muy difícil, y ambicioso por nuestra idiosincrasia.
Siempre queremos ir más rápido para desplazarnos por la ciudad. Perdemos objetividad de que todos necesitamos lo mismo y, en segundos, minutos, simplemente los demás se vuelven invisibles, y nunca tenemos el mínimo detalle por integrarlos.
Si no se nos cuestiona sobre el rumbo de nuestra ciudad, nos molestamos, y cuando se encuentra oportunidadpara incidir en ella, no faltan nuestras objeciones, al no ser de beneficio particular. Si bien no somos expertos en temas, abonaría el tener criterio empático, y asumir que perderemos algo de ‘privilegios’, ya sea caminar un poco más, ir apretados, o levantarnos más temprano para nuestros destinos.
O usted que viaja cómodamente en su auto, ¿está dispuesto a contribuir a una mejor calidad del aire, disminuir autos, convertirse en peatón, y salir media hora antes para tomar el transporte público?, ¡O!, ¿A bajar la velocidad para mejor convivencia en la ciudad?
Mientras imperen nuestras necesidades sobre cualquier colectividad será muy difícil iniciar proyectos. Cambiemos esa tentadora corrupción que permea en nuestra sociedad, obras públicas, acciones, o encuestas que debieran ser para beneficio de la mayoría. Contamos con egoísmo que ve desde lo particular, familiar, y no se diga, entre partidos políticos. Todo esto dificulta un incidir en las acciones de la política pública sobre movilidad en nuestro país. Desde hoy, reflexionemos a largo plazo sobre el futuro de convivencia en nuestras ciudades.