La parafernalia mediática generada por el ‘Führer’, estadounidense Donald Trump, en contra del ‘Führer’ venezolano, Nicolás Maduro, que ha puesto, a medio mundo en contra del mandatario del país sudamericano dejo en el olvido qué se va hacer para lograr la recuperación y la paz de Venezuela.
Lo primero, se vaya o no Maduro, es buscar una negociación entre las partes, algo que parece poco probable por el clima social provocado por la gestión del ‘Führer’ sudamericano, que cerró empresas, satanizó los medios de comunicación, subió salario, rebajó la calidad de la educación y de los sistemas de salud y provocó una hiperinflación que llevó al país a un estancamiento, no obstante tener las reservas más grandes de petróleo del mundo y un mercado seguro para su otra riqueza: el oro,
Frente a este panorama, los que tenían recursos empezaron a abandonar al país, pero el paso de los días y el declive de la economía venezolana obligó a otros, más valientes o suicidas, a huir de su país en migraciones cada vez más caudalosas, para buscar un futuro más promisorio para sus familias.
Esta decisión provocó crisis en los países vecinos, especialmente en Colombia que abrió sus fronteras, pensando que esa sería la mejor solución, pero no lo fue, porque no estaba preparada para enfrentar razonablemente a la horda migrante, que arrasó con todo a su paso.
Ahora que la crisis política, económica y social ataca todos los estratos es evidente que hubo una reacción tardía por parte de entidades como la ONU, OEA y la UE, se habla de una intervención militar extranjera para deponer a Maduro, lo que provocaría una guerra, cuando lo que realmente interesa es evitar un enfrentamiento.
La posición terca y prepotente de Nicolás Maduro de no permitir la llegada de la ayuda humanitaria, especialmente medicina y alimentos, porque considera que su país es autosuficiente y aceptar la ayuda sería una forma de ‘invasión’ podría acelerar una decisión negativa que no beneficiará a nadie y con nefastos resultados porque todos perderán.