Durante un tiempo el adocreto se volvió una tendencia como pavimento en las calles de algunos fraccionamientos de los años 70 y 80 en Querétaro.
Por ejemplo, Calesa, Quintas del Marqués, Fraccionamiento Santiago, Bosques del acueducto, Villas Las Arboledas, Prados de la Capilla, La Joya, Virreyes, Arboledas y algunas calles de Santa Mónica, entre otros.
El adocreto es una gran opción cuando se trata de superficies que no recibirán tránsito pesado ni tránsito a altas velocidades, para vialidades secundarias o terciarias resulta beneficioso siempre y cuando la instalación se realice adecuadamente.
A futuro, en caso de que se requiera realizar alguna instalación o adecuación, el adocreto ofrece beneficios económicos pues su retiro y recolocación no requieren traslados de equipos grandes o especializados como en el caso de los concretos asfálticos o los concretos hidráulicos pues sólo se requiere mano de obra especializada y un poco de arena adicional.
Lo anterior a propósito de que en la mayoría de los fraccionamientos mencionados al inicio, se ha visto que el adocreto ha perdurado a pesar de tantos y tantos años, requiriendo sólo mantenimiento menor como bacheos o reacomodo de piezas.
Sin embargo, en vialidades como la avenida Dolores del Río en La Joya, se observa un deterioro constante que deriva en el desprendimiento de muchas piezas de adocreto generando baches bastante profundos y daños a los vehículos, alterando los tiempos de traslado.
Por su naturaleza habitacional, se trata de una vialidad que necesita un análisis que permita una reconfiguración mayor que permita reprocesar las capas de material debajo del adocreto y al mismo tiempo mejorar las condiciones de peatonalidad de la zona.
Valdría la pena hacer un estudio que determine dónde se requieren cruces peatonales seguros, qué tipo de pavimento es el más adecuado, la factibilidad de una ciclovía y la mejor ubicación de parabuses para transporte público. Hoy esa vialidad ha sido superada en las condiciones para las que fue diseñada como muchas otras en Querétaro y se deben tomar cartas en el asunto.
¿Usted, amable lector, se imagina su calle con una nueva configuración? ¿La aceptaría o rechazaría el cambio?