En el abandonado campo de México, aún hay personas trabajando las tierras de manera comunitaria, si bien ha habido alteraciones a las leyes ejidales, las personas aún siguen apoyándose entre sí para poder sacar la cosecha adelante. Estas personas usan métodos como “horas de frijol” en las que saben que acumularán horas de trabajo para sus tierras si ayudan a sus vecinos en las mismas labores.
De esta forma se mantiene una paz social a partir de la colaboración y se promueve la autosuficiencia alimentaria, sin embargo, al formalizarse más como negocio podrían avanzar de manera conjunta en empresas comercializadoras estables, este paso ha sido históricamente el que ha faltado.
Por lo anterior nos encontramos con la creación de políticas publicas que fomenten la colaboración equitativa, desde una posición no de empleado-empleador, sino mas satisfactorias al poder opinar y ser escuchado como se hace en las cooperativas, en donde cada persona tiene derecho a un voto. Pocas han sido las iniciativas de fomento a sociedades cooperativas, justo en junio del 2019 se genera una propuesta reciente desde el estado de Morelos, en donde hay pequeños productores de aguacate y nopal que se beneficiarían de esto.
Aún con todos los beneficios, en los que se debe mencionar el impacto positivo en temas de género, ya que las mujeres se han adaptado bien a estos sistemas, hay menos de diez iniciativas de fomento a las cooperativas.
Según Mario Héctor, director de una cooperativa de vivienda, hay cinco estados con ley de fomento cooperativo: Ciudad de México (2006), Coahuila (2012), Hidalgo (2013), Quintana Roo (2013), y Zacatecas (1987), a los que se suman Aguascalientes y Oaxaca los cuales tienen ya Comisiones de Fomento Cooperativo. Iniciativas a la promoción de la economía social solidaria, generar importantes oportunidades para las personas más vulnerables en nuestro país, es nuestra responsabilidad estar pendientes de estas queremos avanzar en temas de pobreza y oportunidades.