Usted debe escuchar frecuentemente “estamos en la era del conocimiento” o “vivimos la revolución del conocimiento”
José Luis Oliva
Usted debe escuchar frecuentemente “estamos en la era del conocimiento” o “vivimos la revolución del conocimiento”. A quien profiera estas sentencias adviértale que dicha era tiene dos décadas de haber terminado y que ahora vivimos en la quinta era, llamada “era de la inteligencia”. También dígale que vivimos la séptima revolución del conocimiento, no “la revolución del conocimiento”.
Manejar adecuadamente el conocimiento, con consciencia, aumenta la productividad. Lamentablemente no aprendemos a aprender ni a conocer el conocimiento, no se cultiva la metacognición, concepto central de esta era y de esta revolución. Querido lector, siguen siete evidencias para que se sacuda y se proponga aumentar su consciencia productiva, de eso se trata este espacio sabatino que hoy usted amablemente inaugura.
1. Adquisición de conocimiento continuo. Ya no es episódico, ‘maestría, doctorado’… el conocimiento es continuo y dura toda la vida.
2. Transmisión de conocimiento escalable. Antes era impensable un curso para 2 mil personas, hoy un taller que se dio a cinco personas puede adaptarse para que lo reciban 5 millones y viceversa.
3. Curadores de contenido. Ya no somos consumidores de contenido, lo ajustamos, lo ponemos en nuestros ‘muros’ o en nuestras propias bibliotecas digitales.
4. Compromiso personal. Ya no nos asignan qué conocimiento adquirir, ya no son ‘asignaturas’, nosotros podemos definir la ruta y el contenido para comprometernos a adquirirlo
5. Reputación. Vale más la reputación profesional (incluidas las certificaciones) que los grados y títulos. Para un proyecto concreto es más importante saber cómo se ha aplicado el conocimiento que demostrar que se tiene.
6. Uso de neurotransmisores. Disparar de manera natural o artificial estas sustancias en el cerebro triplica la velocidad y profundidad de aprendizaje. Dentro de todas las posibilidades hoy, disponibles, hay algunas tan sencillas como sonreír o respirar con ciertas técnicas.
7. Uso de herramientas cognitivas. Manejarlas da certeza en el impacto en cualquiera de los cinco verbos del conocimiento. No usarlas es disminuir la posibilidad de aplicar lo aprendido.
Siguiente entrega: los cinco verbos del conocimiento.
AMIP.