Los empleadores están obligados a implementar medidas de sanidad y deben abstenerse de arriesgar a colaboradores en situación vulnerable en una convivencia frente a frente
Sergio Arellano
De antemano, me gustaría hacer una recapitulación histórica. El trabajo ha sido uno de los derechos sociales más importantes, previstos desde la constitución de 1917. Hoy, el derecho al trabajo, como todos los demás, tienen que observarse con perspectiva pro persona.
Quienes se encuentran en un centro laboral, les recomiendo reflexionar sobre lo que quiero comentarles. Hay una incertidumbre tremenda. En días pasados, en el marco de las conferencias virtuales ofrecidas por Coparmex Querétaro, sostuve una charla con Nuhad Ponce Kuri, miembro de la vicepresidencia de la Asociación Nacional de Abogados de Empresa (ANADE). Me comentaba su preocupación y propuestas respecto al tema de las relaciones entre colaboradores. En vías de brindar el mejor consejo jurídico a la comunidad empresarial en tiempos del COVID-19, hicimos algunas recomendaciones para buscar la certidumbre legal. Aunque es una realidad que existe el desconocimiento de la ley; lo que vivimos es un incumplimiento constante en nuestros objetivos contractuales con la excusa de la pandemia. Frases como: “perdóname, es que tengo a mi abuelito en casa y no puedo asistir a la reunión”. Han ido en aumento. Aquí es fundamental ser muy precisos.
Los empleadores están obligados a implementar medidas de sanidad y deben abstenerse de arriesgar a colaboradores en situación vulnerable en una convivencia frente a frente. En otras palabras, hagamos efectivo el trabajo en casa. Aquí está el punto de la discusión. Conversaba con Ponce Kuri que, muchos mandos directivos, han demostrado inflexibilidad ante la jornada laboral dispuesta por nuestra legislación. Además de no respetar los horarios establecidos, se tiene el prejuicio de que el trabajo “no es el mismo” por lo que, en algún momento, podría afectar, por ejemplo, la emisión de bonos de productividad. Inclusive, conversábamos de la posible reforma a la Ley Federal del Trabajo para regular el tiempo de la “desconexión” así como las condiciones propias de esta nueva normalidad.
Más allá de que podamos modificar la norma, es muy importante que hagamos un ejercicio de valoración y se replanteen las formas operativas de los empleos. Cuidar de nuestro personal, es un derecho y una obligación.