Roberto Mendoza
Los días llamados Idus eran de celebración en la antigua Roma, se trataba de conmemorar la luna llena, el momento donde había más luz en la obscuridad de la noche, marzo era especial, porque coincidía con las celebraciones de marte. Después del asesinato del emperador Julio César, en esa fecha, el idus de marzo se consideró de mala suerte.
Nosotros hemos tenido nuestros propios Idus de mal augurio, en marzo el día 21 justo cuando la luna terminaba su ciclo más luminoso, el presidente inauguró lo que debería ser la primera de sus obras cumbre, un supuesto reemplazo a un proyecto de infraestructura gigantesco por su tamaño y alcances. El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, una construcción que no está 100% terminada, que no tiene los permisos de vuelo internacionales, que fue diseñada, con una estética muy suigéneris, sobre las rodillas de militares, que a más de un mes de su construcción tiene 12 operaciones diarias frente las 964 operaciones de la CDMX y que no es un HUB internacional. Por varios años este aeropuerto no resolverá nada, pero si seguirá siendo un gasto, ya lo verá, alcanzará los 300 mil millones de pesos.
En abril, el día diez, justo cuando la luna llena empezaba a ganarle la batalla a la obscuridad, pocos mexicanos decidimos ir a votar frente a una ocurrencia del presidente: la revocación de mandato. Uno de los símbolos que el presidente ha querido dejar para ser recordado en su paso por la historia, un intento, según él, de educarnos en las múltiples bondades de la democracia, sin embargo, este ejercicio terminó siendo un desastre para todos, a pesar de los millones de pesos gastados en una campaña equiparable a la presidencial, festivales, acarreos, compra de voluntades y demás argucias, ¿de dónde habrá salido el dinero para todo eso? No hubo una emoción colectiva. 80% de los mexicanos prefirió quedarse en su casa y no votar por algo que no cambiaba, todos lo sabíamos, significativamente nada.
Este evento se ligó a otro que empezó el 12 y culminó en el día 17, el de mayor plenitud de la luna llena con su máxima luminosidad, en la noche de este día se votó el dictamen de la reforma eléctrica, este fue un evento histórico negativo para este gobierno, la Cámara de Diputados le negó, al presidente, una reforma constitucional, fue el epítome de la polarización y el ejemplo más claro de como este gobierno, pierde, aunque haya ganado. Así lo señaló el diputado Leonel Godoy en la última participación de esa noche: “que quede claro, hoy ganamos la votación…y así va a quedar grabado en la historia de México. Y nos vemos mañana en la discusión de la ley minera sobre el litio… no los necesitamos”.
El día 18, se cumplió la sentencia del diputado Godoy, los diputados del PRI, PAN y PRD se salieron de la sesión, no se ausentaron, como algunos quieren que se crea, porque votaron desde su celular, debido a que la sesión era semi – presencial y sí, como no los necesitaban, los dejaron solos.
Se han terminado estos Idus, se ha consumado otras tragedias, aparte de las políticas. Nadie cree que estos diputados fueron traidores, porque estos adjetivos no llegan a ser relevantes. Importante es ver si nos alcanza, literal, para un taco, si todavía podemos comprar pollo, limón, jitomate, gasolina, gas… si nuestra empresa va a seguir subsistiendo y si es así, si no nos van a bajar el sueldo o se nos acaba el trabajo. Tenemos un país en las puertas de una crisis más grande de lo sospechado: violento, peligroso para las mujeres, pobre, incierto y sobre todo polarizado. No caemos, todavía, en la trampa del presidente y su partido, no porque no sobre la polarización, ni porque no estemos enojados con este mal gobierno, sino porque estamos enfocados en resolver, día a día, problemas más graves.