El pasado 10 de enero dio inicio la reunión trilateral entre México, EUA y Canadá en el Palacio Nacional, como uno de los acontecimientos de política exterior más relevantes que se ha dado en nuestro país en los últimos años.
Esperábamos que en esta reunión se concretaran acciones puntuales en temas como el tráfico de drogas y armas, seguridad en la frontera, migración, cambio climático y salud, así como la situación de los migrantes mexicanos que viven en los Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, aun cuando hay una estrecha relación y gran responsabilidad compartida en estos temas por parte de los tres países, solo pudimos apreciar una reunión simbólica para la foto y los reflectores; pues no se tradujo en compromisos concretos para resolver las problemáticas de nuestro país, dejando a un lado la alta expectativa que se tenía.
No se habló de una estrategia concreta para regular la migración a través de flujos ordenados, regulados y seguros; siendo evidente que el Gobierno federal seguirá manteniendo a miles de elementos de la Guardia Nacional como un muro humano militarizado en la frontera con Estados Unidos para detener el paso de migrantes. Urge conocer el alcance de los compromisos que asumió el Ejecutivo federal en esta materia.
Tampoco conocimos algún acuerdo concreto o avance en materia de medioambiente y energía; qué podíamos proponer o pedir cuando nuestro Gobierno ha hecho de todo por desincentivar las inversiones en energías limpias y se la ha pasado promoviendo el uso de combustibles contaminantes que solo dañan la salud de las personas y el medioambiente.
En materia de inversiones, ¿cómo pedir que estas lleguen a nuestro país?, si, de acuerdo con datos del Inegi, más del 93 por ciento de los delitos no son denunciados y en menos del 7 por ciento de los delitos se denuncian; solo se abren poco más de 6 por ciento de carpetas de investigación. ¿Cómo pretendemos que lleguen las inversiones si no hay Estado de derecho y solo impera la impunidad?
El respeto a la soberanía, el Estado de derecho, la democracia, las libertades y los derechos humanos deben ser los pilares de la relación entre las tres naciones, y son necesarios para impulsar y proponer una agenda de cambio para nuestro país.
No podemos sentirnos satisfechos mientras no haya un diálogo real que busque acciones conjuntas que construyan un mejor presente y un mejor futuro entre tres naciones que tienen tanto en común.
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