Enrique Álvarez Garibay
Un sector de la industria deportiva de la TV mexicana ha demostrado una doble moral que lamentablemente ya no se preocupa por disimular.
Hace 2 días la reportera de ESPN Adriana Maldonado hacía una cobertura sobre la salida de la dirección técnica de Rafael Puente Jr del club Universidad. Durante sus comentarios hizo una crítica al estado en que el técnico dejaba al equipo. El padre del técnico se encontraba en el estudio donde se transmitía el reportaje y con micrófono abierto expresó sobre la reportera “Hija de …” y “Toda estúpida”.
Antes de continuar hay que mencionar que Rafael Puente ya se pronunció en sus redes sociales pidiendo una disculpa pública y mencionando que ya lo había hecho de manera personal a Adriana Maldonado.
No deseo con esta columna lapidar a Rafael Puente. Deseo reflexionar sobre estas actitudes en la TV deportiva.
No es la primera vez que hay palabras “altisonantes” o descalificaciones en las transmisiones de ESPN. Peláez ofendió a Faitelson en una ocasión. Francisco Gabriel de Anda también lo hizo. El propio Puente ya había calificado a un jugador de Cruz Azul como “pobre cabrón”. Y lamentablemente, la televisora no marca precedentes. Todo sigue igual. Esta conducta ya es el pan de cada día de las transmisiones de ESPN. Es un comportamiento lamentable no solo por la gran audiencia que tienen sus contenidos, sino porque los permite una empresa que está respaldada por Disney.
Mención aparte merece Marion Reimers. La analista de TNT Sports siempre se ha manifestado en contra de la misoginia hacia la mujer en la industria del deporte. Esta era la oportunidad de marcar un precedente. Y lo más notorio a sido su silencio ante este hecho. Todo esto, por cierto, en el mes de la Mujer.