Enrique Álvarez Garibay
El 5 de Marzo del 2022 cambió todo para Querétaro. Cambió la forma en que se organizan los espectáculos públicos. Cambió la manera en que se gestiona la seguridad en los mismos. Cambió la forma en que debemos comportarnos los asistentes y la forma en la que nos percibe la autoridad.
Todo cambió, pero parece que un pequeño sector de la afición del futbol de Querétaro no lo han entendido. Hay aficionados que han regresado al estadio a causar broncas, a ofender rivales, a pasarse de copas, a gritar improperios, y todo ello, si en el pasado fue permitido, en el futuro a corto plazo no se permitirá más.
En mis 46 años de vida jamás ha ido la autoridad a intentar sacarme de un espectáculo público. No es que mi comportamiento sea digno de que me erijan un monumento. Pero me comporto dentro del reglamentos que establece la autoridad. Hay que decir que hay algunos reglamentos absurdos como que no puedes llevar sombrilla al estadio el día que hay un aguacero. Pero por más absurdo que sea, lo cumplo.
Por ello me asombra cuando los “ofendidos” que han sido expulsados del estadio en los recientes partidos del Corregidora, digan que no hicieron nada y que la autoridad se propasó. La autoridad llegó porque hicieron algo que se ha establecido (a partir del 5M) fuera de los márgenes de lo permitido. Y adicional, se resistieron al desalojo.
Absurdo es querer denunciar a la autoridad cuando lo que pedimos la mayoría de los aficionados es orden, comportamiento ejemplar y un espacio seguro donde podamos asistir en familia.
Para quienes hablan de tolerancia, hay que decirles que exceso de tolerancia se tuvo con los aficionados en el pasado, cuando armaban broncas tanto en partidos de local como de visita, cuando lanzaban bengalas y objetos a la cancha, cuando insultaban al rival, y cuando consumían sustancias prohibidas en un espacio familiar.