Héctor Falcón Villa
Durante la pandemia, los cineastas mexicanos se unieron para hacer frente común a la desaparición de los fideicomisos federales que estimulaban la producción de películas en México. Esto llevó a la necesidad de descentralizar la producción cinematográfica y reconocer las cinematografías estatales.Esta demanda se hizo eco en toda la nación, desde el norte hasta el sur, en donde se reclamó que hacer cine no debiera ser un privilegio exclusivo de los habitantes de la ciudad de México.
Recientemente, la Dra. Maricruz Castro presentó su libro “La invención iconográfica: identidades regionales y nación en el cine mexicano” en el Tec de Monterrey Campus Toluca. En él, Castro realiza un análisis cultural riguroso de tres películas de la época de oro del cine mexicano ambientadas en la península de Yucatán. A través de este análisis, la autora propone observar las construcciones de elementos de una identidad nacional posrevolucionaria y de cómo se imaginaron las regiones, la mítica provincia, en contraste con la ciudad de México.
Hoy en día, esta idea del centro como productor del cine que domina la representación de la periferia es cuestionada, lo que ha ampliado las oportunidades de que las regiones cuenten sus propias historias.
Un ejemplo de esto es la Semana del Cine Queretano, que se celebrará del 5 al 14 de mayo y presentará una nutrida oferta de producción local, incluyendo cortos y largometrajes, ficciones y documentales, animaciones y películas de acción viva, tanto estudiantiles como profesionales. Si bien gran parte de la producción será realizada en la ciudad capital, esta será una oportunidad para vernos reflejados en nuestros propios mundos e historias locales y, quizá, cuestionar los conceptos mismos de la centralidad y la periferia en las industrias creativas.
MT