Sergio Arellano/Asesor en Derechos Humanos
@siarellano5
El día de ayer se celebró uno de los eventos conmemorativos más importantes para el gremio jurídico mexicano, cuyo sustento se encuentra en el decreto presidencial de Adolfo López Mateos, no obstante, lejos de sonsacarlos para que hagamos una comida de manteles largos o transcribirles la historia de esta festividad -que bien pueden encontrar en internet- es una fecha para replantear nuestros objetivos como profesionales del derecho. Recuerdo una escena en la famosa serie de los simpson en donde todos ríen y bailan al pensar en un mundo sin abogados.
Lamentablemente, la profesión ha sido relegada por la mala praxis de unos cuantos. Me refiero a aquellos que no le contestan a su cliente después del pago de honorarios o los que pierden por no esforzarse y/o prepararse lo suficiente en el caso de su representado.
En suma, estimada o estimado lector, sabemos bien que los licenciados en derecho tienen un rol fundamental para el engrane social, no solo desde el punto de vista litigioso, sino académico o político, la mayoría de nuestros mandatarios federales han cruzado las aulas de la enseñanza legal; por lo menos unos 50 años de gobiernos legalistas en México.
Así las cosas, el reto de cada 12 de julio, yace en formar una generación de juristas con las herramientas necesarias para su desempeño y también, fortalecer la función de las universidades y los colegios de profesionistas para que la sociedad civil organizada, reformule su actuación frente al poder público y no sea un tema de desinterés. De antemano, muchas felicidades a quienes día con día, se suben al ring y forjan las bases de nuestro Estado de derecho.