Francisco Pájaro Anaya
Habiéndose fundado San Juan del Río en el año de 1531, fue incrementando su población y esto hacía necesario el establecimiento de lugares para impartir educación sobre todo a los niños y jóvenes que iban poblando este lugar; es entonces que en el año de 1670, Sor Alejandrina González de la Orden Franciscana, abre un establecimiento denominado “Colegio de Nuestra Señora de los Dolores de Niñas Educandas”, el cual tenía como objetivo primordial brindar educación a las niñas de las familias sanjuanenses, siendo su primer ministro el Bachiller don Simón Núñez Bala.
En el año de 1683, Fray Antonio de Linaz de Jesús María llegó de España acompañado de 23 religiosos que venían a fundar el Colegio de Propaganda Fide de la Santa Cruz de Querétaro; entre ellos venia el Venerable Fray Antonio Margil de Jesús, y al pasar por San Juan del Río se hospedaron en el mencionado colegio de niñas. Fray Antonio Margil vio entonces la necesidad de reorganizarlo, por tal motivo consiguió la donación de un espacio suficientemente grande para la nueva fundación y con la ayuda de las hermanas Josefa, Isabel, Ana y Beatriz Flores, hijas de señor Juan Flores y Frías y la señora Graciana Pérez y Tapia, se inicia lo que se conoció como “Beaterio de Nuestra Señora de los Dolores”, dicha fundación fue el día 11 de agosto de 1683; en ese mismo día las hermanas Flores, recibieron del hábito de la Tercera Orden Regular de San Francisco, y desde ese día se dedicó el nuevo lugar para ser casa de recogimiento para todas las jovencitas que quisieran vivir consagradas al servicio de Dios en oración, silencio y penitencia.
Sobre esta fundación se menciona la leyenda del florecimiento del bastón de Fray Antonio Margil, en el lugar donde había señalado para la construcción del nuevo Beaterio, se cuenta que los frutos del árbol florecido han sido curativos para muchas personas, consideremos este hecho como una prueba más de la infinita misericordia de Dios.
Es así, como este año celebramos 340 años de fundación de un lugar sumamente especial para los sanjuanenses, pero, sobre todo, un lugar que representa oración y servicio a la iglesia y a esta benemérita ciudad. Muchas gracias a las hermanas de la Tercera Orden Regular de San Francisco (T.O.R.), que han continuado, a pesar de muchas circunstancias, en el Beaterio de San Juan del Río.
MT