Raúl D. Lorea
@ArqLorea
Esta semana tuve la oportunidad de circular sobre la Av. 5 de febrero, por una situación que me resultó inevitable. Mi recorrido sirvió para conocer de primera mano la tortura que viven a diario muchas personas que no pueden evitar la vialidad.
Si bien se mantiene abierta a la circulación, su capacidad está reducida a solo dos carriles en la mayoría del tramo y, en los peores casos a uno.
Mi recorrido duró alrededor de una hora y diez minutos, desde el puente de la Colonia Obrera, hasta el puente inferior de Av Zaragoza.
Cabe destacar que resultó tan lento porque era hora pico y porque me topé con 4 situaciones que obstruían la circulación: 1) un tráiler descompuesto; 2) un choque por alcance entre un tráiler y un automóvil sedán; 3) otro choque por alcance tráiler – sedán y; 4) una máquina pavimentadora estacionada ocupando 2 carriles del cuerpo central en un paso inferior vehicular.
Todo lo anterior dejaba sólo un carril para circulación. A pesar de lo fastidioso que fue estar ahí, muchas personas me dijeron que, por la mañana, tardan más en recorrer el mismo tramo.
Desde aquí hago un llamado a las autoridades tanto de la obra como de tránsito, para que procuren dejar más de un carril para circular, no es posible que no se atiendan los choques con prontitud, y, por otra parte, para habilitar ciclovías seguras ya que también pude apreciar que muchas personas transitan en bici.
Aprovecho también, para hacer el reconocimiento a las personas que dan visibilidad y paso a peatones en los cruceros, pues, a pesar del agobiante estrés que les rodea, nunca dejaron de hacer su trabajo protegiendo a las personas que cruzan caminando.