Mario Maraboto
El 28 de enero de 1986, gran parte del mundo vio en vivo en la televisión cómo el transbordador espacial Challenger explotaba en el espacio. Muchas horas después y luego de diversas especulaciones, Steve Nesbit, del Centro Espacial Johnson expresó: “Tenemos informes: el vehículo ha explotado”.
Esa tragedia dejó muchas enseñanzas sobre la comunicación ante la crisis, pero hay quienes se niegan a aprender. La primera de ellas, informar a la brevedad con datos precisos.
Similar a lo del Challenger, el 25 de octubre, luego de que con dificultad empezaron a circular imágenes en las redes sociales del impacto del huracán Otis en Acapulco la tarde-noche anterior, el presidente López sólo acertó a decir en su show mañanero: “pegó muy fuerte, muy fuerte el huracán en Guerrero…”, lo que todos ya sabíamos. Es increíble que el presidente no hubiera tenido la información precisa y confirmada de lo que ocurría en Acapulco y que, dijo, tuvo que esperar antes de salir a decir lo que ya era de dominio público.
Es difícil pensar que la marina no tenga teléfonos satelitales para mantener informado a su jefe máximo. Tal parece que el presidente no esperaba información sino que estaba planeando cómo capitalizar la tragedia en beneficio de su imagen y no caer en el error de Tabasco, en noviembre del 2020, de sólo sobrevolar la zona para luego “justificar”: “No me puedo mojar nada más para la foto, me mojo, me enfermo… ¿Qué se gana con eso? No soy farsante.”
Quizá por ello decidió ir a Acapulco por tierra, a pesar de que ya se había confirmado los daños en las carreteras. Era el escenario perfecto para mostrar su “compromiso”, aunque seguramente no consideró que el jeep en que iba quedaría atascado y generaría una foto que se hizo viral; se llenó los pies de lodo y terminó a bordo de un camión de redilas a lo que explicó al día siguiente: “Nos atascamos; tuvimos que caminar a pie”.
La segunda enseñanza: mantener información constante. Nueve horas de viaje y un presidente incomunicado por un capricho, cuando pudo volar, pues él mismo reconoció que “La pista militar de Pie de la Cuesta…en una primera evaluación la pista resistió… al parecer la pista se puede utilizar”. Nueve horas sin tomar decisiones sólo para llegar a una supuesta reunión con la desaparecida gobernadora patito, grabar un mensaje para “perifoneo”-que seguramente pocos escucharon mientras resolvían su situación personal- y regresar a México, ahora sí en helicóptero, para su show mañanero del día siguiente. Ni un vistazo a la zona devastada, ni un encuentro con afectados. Nuevo horas sin información veraz actualizada.
La tercera lección: difundir sólo información confirmada y no dejar nada a la memoria, para evitar especulaciones y ridículos. En su show del día 26 le preguntaron si eran 28 las personas fallecidas y él respondió “Yo creo sí, (incertidumbre y duda) porque ayer en la noche fueron 18, y cuatro desaparecidos, 18 fallecidos tenían y cuatro desaparecidos… Luego, se reúnen, después que yo me regreso, hacen de nuevo un recuento y ya son 27. ¿27 o 29?” (¿usted entendió?). Aún ayer seguía teniendo confusión sobre los datos actualizados.
Sobre la falta de energía, dijo “A ver si… Ayer me mandó el licenciado Bartlett un reporte. Tú lo tienes también, ¿no?” (pero no informó nada): “ya debe de haber como dos mil trabajadores de la CFE” (su vocero precisó: “Mil 406 trabajadores, 161 grúas.”, el dato que debió dar el presidente). Finalmente criticó a quienes están “hablando de que había desaparecido el Fonsen” a lo que su vocero corrigió “Fonden”. (¿confusión o ignorancia?)
Del impacto del huracán, todos tendremos un triste recuerdo y del proceso de comunicación durante esta tragedia, seguramente se recodará la foto de un presidente inculto y caprichoso, atascado en lodo.