Alejandro Gutiérrez Balboa
Los gobiernos de izquierda no suelen mantener una política exterior abierta, franca y que beneficie a los países, propios y con los que mantienen relaciones. El caso de España es paradigmático.
Pedro Sánchez, apenas jurado jefe de gobierno para un segundo período el 17 de noviembre, tras unas elecciones que no ganó, pero se pudo sostener gracias a una negociación con los partidos separatistas catalanes, ha efectuado un viaje a Medio Oriente. Ante el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, le ha soltado un sermón indicándole lo que tiene que hacer en el actual conflicto con los terroristas de Hamas, diciéndole que no pueden ser vencidos y erradicados solo con la fuerza, mencionándole el terrible sufrimiento de miles de personas “en Palestina” y hablándole de la necesidad de la “solución” de los dos estados (Israel y Palestina).
La reacción israelí no se hizo esperar. Su gobierno convocó a la embajadora española para expresarle su rechazo a las declaraciones del jefe de gobierno español. En contrapartida, el gobierno español convocó a la embajadora israelí en Madrid para manifestarle su rechazo a las “falsas e inaceptables” acusaciones del gobierno israelí a lo declarado por Sánchez. Todo esto ha provocado una crisis diplomática entre ambos gobiernos y los ha puesto a punto de la ruptura.
Pedro Sánchez es amigo de los terroristas, tanto que ha recurrido a la hoy expresión partidista del terrorismo catalán de ETA para negociar su permanencia en el gobierno, lo que ha provocado masivas manifestaciones públicas de rechazo entre la ciudadanía española. ¿Qué gana España con esa postura en Medio Oriente? Nada. Y pierde mucho, pero eso no importa al mentiroso y demagogo jefe de gobierno socialista español.
La mentira, la demagogia y el engaño son características de los gobiernos de izquierda. Es verdad que no son los únicos ni los primeros en utilizar esas “herramientas” pero es precisamente eso lo que les distingue. Mienten, engañan, calumnian, dividen… y empobrecen a sus sociedades.
Gobierna Pedro Sánchez en España gracias a que casi el 30% de los españoles no salió a votar en las elecciones generales de julio, cifra la segunda más baja de la historia del postfranquismo, amén de sus acuerdos con quienes quieren secesionarse de España. Dura lección para no dejar a otros los manejos del gobierno, cuando se trata de sacar a los ineptos, a los corruptos e ignorantes.