Alejandro Gutiérrez Balboa
El año próximo traerá varios acontecimientos que serán trascendentales para el futuro de las nuevas generaciones. Conviene hacer una evaluación de lo más importante.
La guerra en Ucrania y el futuro político de Rusia. Como acertadamente ha estado proclamando el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, de permitirse que Rusia invada impunemente a un país vecino, toda Europa corre un riesgo enorme y la Unión Europea, como entidad política, se verá fuertemente vulnerada en sus unidad y viabilidad futuras. Parece mentira la renuencia de apoyar a Ucrania por parte de las potencias occidentales y regatearle la dotación de herramientas, armas, para que pueda defenderse con éxito.
De la misma forma, el dirigente ruso, Vladimir Putin, pretende reelegirse en las elecciones del próximo año y ha relegado, cono Nicolás Maduro y otros tiranos similares a las principales figuras opositoras. Es muy poco probable que sea relegado del poder, pese a los fracasos en la guerra en Ucrania y continuaremos viendo a un líder que pretende aparecer como insustituible en la dirigencia rusa. Poco hay que esperar de cambios en lo que hemos visto de la política rusa.
Las elecciones en Estados Unidos enfrentan a 2 de los peores candidatos: un presidente débil, con una figura muy debilitada por su inacción, las corruptelas de uno de sus hijos y una imagen de un anciano decrépito y con muy poca iniciativa. Enfrente tendrá a un candidato chantajeado por los rusos, demagogo, populista y con una aparente tarea de debilitar la posición norteamericana frente al mundo, bajo el mentiroso slogan de hacer grande a su país de nuevo. Un nuevo cuatrienio de Donald Trump no el beneficiará ni al mundo, ni a nuestro país ni a los propios Estados Unidos.
Y, también tenemos el resultado de elecciones en varios países de América Latina, el nuestro entre ellos, en donde se juega el futuro ante un populismo empobrecedor, corruptísimo, padrino y ahijado al mismo tiempo del crimen organizado y que destruye las instituciones, las leyes y empobrece a la mayoría de la población. Una reedición modernizada del castrismo, pero por vías electorales y que llega para quedarse eternamente en el poder bajo una demagogia y mentiras atroces. Enfrente, se tiene un reto enorme. Sacar adelante y ser exitosos ante el desastre heredado, como el caso de la Argentina con Javier Milei. El futuro está, pese a todo, en nuestras manos, los votantes. Feliz año 2024.