Isaac Jiménez
Como ya hemos citado en esta columna, producto de la reciente guerra comercial entre China y EUA, nuestro país se ha beneficiado con la llegada de nueva Inversión Extranjera Directa producto del Nearshoring. Este fenómeno sigue y seguirá beneficiando a México con nuevas inversiones, que representarán un crecimiento económico adicional con mayores exportaciones, crecimiento del empleo y mejor remunerados. Un panorama que sin duda puede ser muy halagüeño si se siguen dando las condiciones.
Una de esas condiciones por cumplir señala que es necesario que México cuente con la infraestructura necesaria para que esa Relocalización pueda concretarse y consolidarse; parte de ésta la constituyen la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica.
En ese tema el reto es la energía eléctrica en dos vertientes: la generación de energía suficiente y a su vez de energías limpias -esto último, por cierto, que no ha sido del interés del gobierno federal actual-.
Para hacer frente al formidable reto de albergar a esos montos de inversión por recibir, la Asociación Mexicana de Energía, basada en México, calcula que serán necesarios 120 mil millones de dólares para invertir durante los próximos 15 años para enfrentar el reto en generación, transmisión y distribución eléctrica.
Un reto monumental, que requerirá tanto fondos públicos como inversión privada; necesarios para lograr un nuevo “milagro mexicano” y además de proveer un servicio continuo al consumidor domiciliario.