Se acercan los días en que recordaremos los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo en la llamada Semana Santa, la semana más importante para los cristianos del mundo, misma que se reviste de gran importancia para muchas ciudades como la nuestra, que, fiel a su tradición, conserva muchas costumbres que se han heredado de generación en generación.
El Domingo de Ramos, comenzamos con la entrada gloriosa de Jesús a Jerusalén, en nuestra ciudad, antiguamente, se realizaba una procesión desde el Convento de Santo Domingo a la Parroquia, esta procesión, ahora, ha sido modificada por la creación de nuevas parroquias, desde el año pasado, se realiza solo en la explanada de la Plaza Independencia, pero ha sido más emotiva que otros años. De ese día, destacamos también la elaboración artesanal de los ramos, de los cuales muchos son realizados por manos de los indígenas que vienen a venderlos en la ciudad.
El Martes Santo, tendremos la realización del antiguo rito del “Aposentillo”, un rito que data de la época del virreinato, en el cual se atiende la imagen de Cristo en la cárcel por parte de niños vestidos de angelitos, dicha celebración fue utilizada por los misioneros franciscanos para evangelizar a los indígenas, pero, en nuestra ciudad, desde hace mucho tiempo, se realiza en el templo del Beaterio de Nuestra Señora de los Dolores.
El Jueves Santo, con la celebración de la misa ‘In Coena Domini’, se comienza el Triduo Pascual, mismo que concluye con la celebración de la Pascua. El jueves, es impresionante ver la cantidad de personas que acuden a la llamada visita de las siete casas, la cual, en realidad, es la visita a los monumentos para la reserva de la eucaristía. Los templos de la ciudad se adornan de manera grandiosa para este momento de adoración. El Viernes Santo, tendremos, en el centro de la ciudad, el Vía Crucis, que tradicionalmente se realiza por la antigua calle de la Estación hasta llegar al Templo del Calvario, una de las tradiciones virreinales que sobrevive en San Juan del Río.
Por la tarde, la procesión del silencio marca un momento importante en las meditaciones de ese día con la contemplación del Señor del Santo Entierro, cuya devoción data de hace más de 330 años y la veneración a la Virgen de los Dolores.
La Vigilia Pascual marca el final de estas conmemoraciones y, en la noche del Sábado Santo, veremos la gran cantidad de cristianos que llenarán los diferentes templos de la ciudad para conmemorar la solemne Resurrección de Jesucristo.
Es así como se vive la Semana Santa sanjuanense, una semana llena de costumbres, de tradición, de piedad y de religiosidad. Ojalá, nos demos el tiempo de acudir a alguno de los eventos tan propios de estos días y que le dan identidad a nuestra ciudad.
MT