Roberto Mendoza
La educación en el país si ha logrado sacar de la pobreza a muchos que de otra forma no tendrían trabajo, ni futuro; sobre todo en los lugares más apartados, los maestros son a la vez ayuda y ejemplo, también inspiración de un mañana sin precariedad, por eso las normales rurales son un faro de esperanza para muchos jóvenes. Ayotzinapa al igual que las otras 15 que hay en el país, son centros de estudio, pero también ideológicos donde los jóvenes tienen contacto con ideales, doctrinas filosóficas y políticas diversas, quien estudia en estas escuelas encuentran diversos pensamientos nuevos e interesantes, causas para luchar en sus mejores años de vida.
En septiembre de 2014 algunos estudiantes de la normal pretendían venir a la CDMX a la marcha que cada año protesta por la muerte de estudiantes en Tlatelolco, no lo lograron, en cambio sufrieron una enigmática tragedia ¿fueron asesinados o desaparecidos y porqué? No lo sabemos. Esta desgracia fue usada ideológicamente por la oposición de aquel entonces, creando una narrativa en la que un triste y violento conflicto local, se transformó en una falla presuntamente del gobierno, la narrativa buscó culpar a todo el Estado Mexicano de la desaparición y probable muerte de estos jóvenes.
En 2015 durante las elecciones federales para elegir a diputados esta narrativa fue usada con mucha fuerza y el resultado fue un fortalecimiento de la cantidad de legisladores de oposición y el inicio del desastre para el PRI que culminó en 2018 cuando el actual presidente y sus aliados lograron, con la ayuda de la narrativa de Ayotzinapa, ser votados como los nuevos administradores de la nación.
Desde el primer día prometieron que se iba a resolver el enigma más grande de Ayotzinapa ¿Qué había pasado con los 43 estudiantes? Su narrativa marcaba que no estaban muertos, sino desaparecidos, esa era la esperanza de las familias y amigos de estos estudiantes, por eso habían votado por ellos, por eso habían puesto su confianza en un nuevo gobierno.
Llevamos cinco años de la promesa, en la expectativa de una historia reveladora, de un encuentro entre familias, de una esperanza decían alcanzable ¿Cuál ha sido el resultado? Una solución muy parecida, casi igual a la que llegaron las primeras investigaciones, no se sabe dónde están los estudiantes, no se tiene ninguna certeza diferente, todo parece indicar que están muertos, vivos se los llevaron y el gobierno actual no pudo, no puede entregarlos también con vida, fallaron, engañaron, los utilizaron, mintieron.
¿Qué acaban de recibir, estudiantes y familiares a cambio de años de lealtad? Otro asesinato por parte del gobierno e igual que en el caso de los anteriores 43, al joven 44, le otorgan el mismo trato: encubrimiento, solución de mentira, falsas promesas de justicia. Esto ha derivado en una frustración que se había contenido todo este tiempo, en una acumulación rabiosa que se había canalizado en marchas y plantones por 10 años y que hoy se expresa en violencia, en ataques, se lanzan cohetones y petardos, se rompen vidrios, se tiran puertas, este gobierno, lo comprobaron, no es igual que el anterior, es peor.
El presidente asegura que ahora él está al frente de la investigación, que en unas semanas va a hablar directamente con los padres ¿Qué les va a decir? ¿Qué les va a ofrecer? Una solución de saliva, promesas de que, en los próximos años, si gana su candidata, ahora sí se resuelve, que van a encontrar a los culpables, que habrá certeza, que sí habrá detenciones, ofertas vanas de encontrarlos vivos. Pero ellos, deben seguir dejándose usar políticamente, es lo único importante para este gobierno, la verdad y la paz de los familiares, que espere hasta que ya no sean útiles, la justicia nunca les ha importado.