Monseñor Martínez fue un eminente políglota ya que dominaba con soltura y escribía en griego, latín, hebreo, alemán, francés, italiano y español. Fue, por muchos años, maestro del Seminario Conciliar, capellán del Honorable Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Querétaro, juez prosinodal de la Diócesis de Querétaro, además de que se hizo cargo de la atención espiritual de las religiosas que atienden a los niños de la casa de cuna, fue asesor del Club Serra, que promueve las vocaciones sacerdotales y misioneras; también fue director de las Damas Vicentinas; asimismo, fue impulsor en la Diócesis del Movimiento Familiar Cristiano, Cursillos de la Cristiandad y Familia Educadora de la Fe. Mención especial merece su gran apoyo a la Adoración Nocturna Mexicana.