Javier Esquivel
Uno de los principales errores en la comunicación de los partidos de oposición en México es informar masivamente de muchos temas sucesiva y simultáneamente fragmentando cualquier posibilidad de conseguir un buen impacto en la opinión pública.
Carentes de una agenda temática estratégica propia en los ámbitos nacionales y locales, los partidos de la coalición Va por México en una misma semana pueden reaccionar mediáticamente por temas como el AIFA o el Tren Maya, y difundir spots de contraataque a la Cuarta Transformación con la voz en off del columnista de moda.
Se ha documentado que legisladoras y legisladores opositores al oficialismo generan y difunden información de la Revocación de mandato en San Lázaro y, al mismo tiempo, intentar mediatizar al unísono sus posturas sobre la reforma energética en el Senado. Todo en el mismo día como si se hablará de dos agendas y dos mundos diferentes.
Esta dispersión de temas en los que buscan alta exposición solo garantiza que ninguno de los mensajes partidistas sea asimilado por sus audiencias clave.
Se puede observar que ya sea en conferencias de prensa, en entrevistas exclusivas, declaraciones masivas, son los mismos portavoces hablándole a un mismo grupo poblacional: su voto duro, sus propios seguidores.
En estos ejercicios mediáticos las voceras y voceros hablan por igual a seguidores del PRD que a los del PRI o del PAN. Como si cada uno de dichos partidos no tuvieran metas electorales y públicos diferentes.
Se advierte que es el mismo mensaje y el mismo tono usado cada martes y jueves, cada semana. Lo único que los hace diferente y en lo que se puede advertir que son de partidos diferentes es el color de sus chalecos.
Los partidos de oposición han olvidado generar una comunicación efectiva para los diferentes tipos de público:
Hoy tienen la mira descompuesta como para lanzar disparos persuasivos para recuperar la confianza y entusiasmo de su voto blando; son poco contundentes para hacer dudar y distraer a los votos del rival, pero también son omisos y carentes totalmente de puntería para convencer a los públicos fluctuantes que no se identifican con ninguno de los dos polos.
Los indicadores estratégicos de opinión pública que miden afinidad partidista, intención de voto por partido, y nivel de aprobación y/o rechazo refuerzan la afirmación anterior.
La gente que no simpatiza ni con los mal llamados liberales o conservadores solo será receptiva con aquellos temas y propuestas que coinciden con sus vidas propias, sus criterios, valores y conveniencias.
Todas esas personas en zona neutra tienden a ignoran o a rechazar todo aquello que se contrapone con sus propios planteamientos. Y, es justo en este terreno donde la oposición mexicana tiene la mira descompuesta.
Lo que proponen, masifican y viralizan siempre será bien recibido por sus simpatizantes y militantes, pero también ampliamente ignorado por el resto que no son afines a sus colores a menos de que sea de alto impacto mediático lo que llame su atención.
Asimismo, las narrativas de contraste, ataque y contraataque empleada por la oposición a los votantes duros de la 4T solo refuerzan las conductas preexistentes del público receptor a favor del oficialismo.
El bombardeo de los mismos mensajes con los mismos rostros opositores solo genera en los públicos morenistas la radicalización de sus posturas.
Melvin de Fleur, psicólogo estadounidense analista de temas de persuasión, advertía que un mismo mensaje difundido con un solo enfoque y repetido en el mismo canal genera el mismo efecto en aquella persona que a pesar de que le informen reiteradamente que la nicotina hace daño a la salud, éste se negará a dejar de fumar.
Este síntoma de la mira descompuesta y la carencia de dardos de precisión en materia persuasiva se repite no solo en las dirigencias de los partidos, está presente en el ámbito legislativo y en los gobiernos municipales.
Apunte del consultor
La excepción a la regla parece estar en los cuartos de guerra de los gobiernos estatales. Hoy parece que las y los gobernadores -entrantes y salientes- traen otra agenda, y estratégicamente calculan que guerras son las que les conviene pelear.
@Javoesquivel
