Javier Esquivel
Al examinar con rigor analítico y profesional el escenario y prospectivas de la oposición en México de cara a la elección presidencial, hoy hace más sentido que nunca la frase de Winston Churchill: “La política es casi tan excitante como la guerra… En la guerra solo te pueden matar una vez, pero en política muchas veces”.
En este sentido, hace unos meses se daba por sentado que el segundo semestre de este año también sería favorable, en términos de percepción y opinión pública, para el oficialismo y para sus aspirantes que compiten por la Presidencia de la República.
Nadie apostaba por un bloque de partidos políticos disminuidos en lo moral, débiles en el terreno electoral y sin cuadros sólidos como para competir contra una aplastante maquinaria en intención de voto, preferencia partidista y con figuras políticas que iniciaron su no proselitismo muchos meses antes.
Incluso, hasta hace unos días se presuponía que el proceso interno de selección de aspirantes de Morena sería todavía más un factor de ventaja para aumentar el nivel de conocimiento de la y los inscritos.
Sin embargo, la política da muchas sorpresas y los contextos cambian de manera sorpresiva e inesperada. La experiencia internacional nos ha enseñado que en materia electoral nunca hay que dar por hecho nada y que una probabilidad mínima no es un número nulo.
Como ejemplos los siguientes: La senadora Gálvez a pesar de no ser considerada por los dirigentes de su partido ni para competir por la Ciudad de México hoy se puede alzar con la candidatura del frente opositor a la Presidencia de México. Las últimas mediciones de opinión pública la colocan como seria competidora ante su contrincante mujer en territorios dominados por Morena y además le dan ventaja en más de la mitad del país.
Sus competidores y competidoras internos, han ido uno a uno declinando en sus aspiraciones, su rentabilidad electoral está al alza, lo que obligará al PAN y a esa alianza a mirarla con otros ojos.
Otro ejemplo es el diputado Moreno quien hace un par de meses era blanco mediático de sus más acérrimos contrincantes, con juicios de desafuero, con posibilidades de perder la dirigencia de su partido y con una rebelión interna bastante sonora y amenazante.
Sus posibilidades de mantenerse vigente eran mínimas, pero no nulas. Hoy se sacudió la rebelión interna, organiza un sólido frente para la elección presidencial del 2024, mantiene las riendas de su partido y, sin duda, será uno de los tomadores de decisiones para la selección de diputados locales, federales, senadores y aspirantes a las gubernaturas que se renovarán en breve. Nadie duda que será senador de la República con fuero.
Quizá el proceso de selección del candidato o candidata por el Frente Amplio por México, nos ofrece más ejemplos del resucitar de figuras de la política como los exgobernadores de Michoacán o de Tamaulipas, que tampoco trajeron la buena fama pública de su lado anteriormente, pero que hoy, sin menos posibilidades de ganar la nominación, buscan resurgir, negociar y figurar en la escena pública.
De mismo modo, vemos que lograron colocarse en los reflectores nuevamente las y los exintegrantes del Consejo General Electoral del entonces IFE capitaneado por Luis Carlos Ugalde en el periodo del 2003-2007.
Hoy ellas y ellos saludan con el sombrero de la sociedad civil, pero participan acompañadas y acompañados de su amplia e irrefutable experiencia y simpatías por el frente.
La lección que hoy nos ofrece nuestra realidad política es que toda figura pública tiene una oportunidad de reinventarse como la mítica ave Fénix, pero siempre y cuando, lo haga con una estrategia adaptada a las circunstancias.
Hoy leer, convivir y capitalizar la política es de pericia, de habilidades, de comunicar con precisión y no con bufonadas.
Las improvisaciones, las ocurrencias, la falta de seriedad y profesionalismo de los integrantes de un equipo de trabajo, quizá no te maten políticamente, pero sí te pueden llevar al borde de la extinción y al basurero de la historia de la política nacional.
@Javoesquivel